BILBAO. Ya en julio, en su Junta General de Accionistas, la firma vasca admitió las dificultades de la empresa -la acción está hoy en 0,41 euros, cuando el máximo en el último año fue de 1,25- y el futuro incierto ante el arancel del 25 por ciento impuesto en Estados Unidos, el principal mercado de la compañía. Su mayor accionista es el BBVA, con el 14 por ciento del capital.
El grupo Tubos -compuesto por la fábrica principal de Amurrio, la de Productos Tubulares, y tres más pequeñas en Euskadi y Estados Unidos- vende el 45 por ciento de sus productos en USA, de ahí el impacto que este arancel va tener en su actividad.
Después de tres años de pérdidas, el año pasado Tubos consiguió remontar hasta tener un mínimo beneficio, tras aplicar un plan interno que le ha permitido mejorar un 10 por ciento su productividad y, sobre todo, elevar un 60 por ciento sus ventas, hasta 312 millones de euros.
Pero este año la empresa ha vuelto a las pérdidas, de 8,6 millones en el primer trimestre de este año, a pesar de que sigue vendiendo bien: en el mismo periodo la cifra de negocios fue de 81 millones, un 1,2 % más que entre enero y marzo de 2017.
La compañía arrastra una deuda de 212 millones -datos de julio- por las inversiones que realizó en los últimos años. Ahora, la imposición del arancel del 25 por ciento aumenta la incertidumbre, según reconoció en la Junta el presidente de la firma, Guillermo Ulacia.
Por ello, ha plateado a los bancos una negociación "para adecuar su estructura de financiación y reforzar los objetivos decrecimiento y mejora en la resolución operativa que ya está desarrollando", dice la comunicación a la CNMV, que detalla que este proceso todavía está en un estado "incipiente".
La dirección también planteó un ERE con despidos en Productos Tubulares, que se dedica a tubería de gran diámetro, la de menos valor añadido, pero lo retiró tras seis semanas de huelgas. Posteriormente, planteó entre 40 y 50 recolocaciones y una bajada de sueldo del 25 por ciento, sin despidos.