BILBAO - Media Europa está procediendo a reformar el sistema de pensiones públicas para hacer frente a las consecuencias económicas de un hecho incuestionable, como es el progresivo envejecimiento de la población europea y el crecimiento del número de pensionistas. Cada año la esperanza de vida de la ciudadanía es mayor y las bajas tasas de natalidad no ayudan a ver con optimismo la pirámide demográfica en el horizonte de 2050. De hecho, según la OCDE, en dicho año casi el 40% de los ciudadanos españoles -tienen hoy una esperanza de vida de 83 años, la segunda mayor del mundo tras Japón- tendrá más de 65 años de edad, un hecho que disparará el gasto en pensiones porque el número de pensionistas en el Estado español se elevará de los cerca de 9 millones actuales a 15 millones, unos niveles de difícil gestión con el sistema de reparto en su formato actual.
Y si la partida destinada al pago de pensiones este año se eleva, según los PGE, a 145.000 millones de euros, en 2050 podría acercarse a los 300.000 millones. Lo cual no sería un mayor problema si hubiese unos 27 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social frente a los 19 millones actuales, pero la OCDE pronostica un descenso del número de habitantes en el Estado y señala que habrá unos 76 jubilados por cada 100 personas en edad de trabajar, cuando en 1975 era de 20 jubilados por cada cien.
Esto acontece de forma similar en media Europa y de ahí las continuas reformas del sistema en todos los países. El informe Evolución de la Familia en Europa 2018, presentado ante el Parlamento Europeo, señala que una de cada cinco personas en la UE es mayor de 65 años. Y la población europea no para de envejecer. Los datos señalan que uno de cada cinco habitantes de la UE tiene más de 65 años. Y de ellos, los que tienen más de 80 años representan el 5% de la población. Algo que tampoco sería mayor problema si hubiese jóvenes para tomar el relevo, pero Europa ha perdido más de 23 millones de jóvenes en los últimos 35 años: los menores de 15 años han pasado de representar el 20,3% de la población en 1986 a ser apenas el 15,6% en el año 2016.
En el horizonte de 2050, casi un tercio de la población europea tendrá más de 65 años de edad. Y dado que buena parte de los sistema de pensiones europeos son de reparto y las cotizaciones de los menores de 65 años de edad que trabajan son las que sostienen las pensiones que se abonan, está claro que hay un problema de viabilidad futura que aconseja reformar el sistema, afirman los economistas.
Reformas en Europa Y da igual hacia dónde se mire. En el Sur, en la quebrada Grecia, por ejemplo, hoy el 21% de los griegos tiene más de 65 años de edad, pero en 2050 serán más de un tercio. Los rescates de la troika han recortado las pensiones varias veces, pero nadie sabe quién pagará la factura: sólo hay 1,3 trabajadores por pensionista, frente a los 2,5 considerados necesarios .
En el Este, en la excomunista Rusia, miles de personas respondieron ayer en Moscú a una convocatoria para protestar contra la reforma del sistema de pensiones impulsada por el Gobierno de Putin, que eleva la edad de jubilación y es rechazada por la mayoría abrumadora de la población. La reforma rusa del sistema pasa por elevar la edad de jubilación en ocho años para las mujeres (de 55 a 63) y en 5 para los hombres (de 60 a 65).
En Alemania, la pasada semana el Consejo de Ministros aprobó un paquete de medidas en materia de pensiones que garantiza hasta 2025 el nivel actual de prestaciones tras nada menos que 45 años de cotización. De este modo, los pensionistas alemanes que hayan cumplido ese período de cotización podrán percibir hasta el 48% del salario medio, que actualmente está en alrededor de los 37.000 euros brutos anuales.
Si hay un país en Europa garantista de los derechos de los trabajadores ese es Francia; pues bien, este año el presidente Macron ha reformado en parte el sistema obligando a los pensionistas a pagar más impuestos. La medida, que se hizo efectiva el pasado de 1 de enero, afecta al 60% de los 16 millones de jubilados franceses, cuya pensión supera los 1.283 euros netos, y busca compensar la reducción de las cotizaciones de paro que pagan los trabajadores en activo.
Gasto Para analizar el futuro de las pensiones en el Estado hay que ver la realidad de los números. Un indicador del futuro de las pensiones es el importe del gasto total que hay que destinar a pagar las mismas cada año. En los PGE de 2017 se presupuestaron 136.646 millones de euros para pagar pensiones, el 39% del total de gastos del Estado, una cifra considerable que no para de crecer. Si tenemos en cuenta el pago de intereses por la deuda pública -ese gigantesco endeudamiento de más de un billón de euros-, unos 32.171 millones al año, se ve que entre pensiones y deuda se va casi la mitad del presupuesto. Y esto en el entorno más favorable posible con los tipos de interés en mínimos históricos, pues cada punto de subida supondría pagar 10.000 millones más en intereses. Además hay un déficit en el sistema de la Seguridad Social entre ingresos y gastos de 18.000 millones el pasado año. En este contexto, la revisión de las pensiones actuales y su sostenibilidad a largo plazo siguen acaparando la actualidad en los últimos meses.
Gasto. Este años los PGE contemplan un gasto en pensiones de 145.000 millones de euros, cifra que se puede elevar a cotas cercanas a los 300.000 en 2050.
Natalidad. En el Estado española la tasa de natalidad, una de las más bajas del mundo, ha caído a 8,4 nacimientos cada mil habitantes, con 1,25 hijos por mujer.
Esperanza de vida. Asciende a 83,1 años, lo que supone más de 18 años cobrando una pensión de jubilación si ésta se produce a los 65 años de edad
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En el horizonte de 2050 se calcula que habrá al menos unos 15 millones de pensionistas en el Estado. Para mantener los ratios actuales se necesitarían unos 27 millones de trabajadores cotizando a la Seguridad Social, cuando en la actualidad hay 19 millones de personas.