Bilbao - El pago de los avales ha engrasado las relaciones entre La Naval y el armador Van Oord. A la visita de dos miembros del consejo del armador a Sestao que tendrá lugar hoy le seguirá una reunión en Róterdam, donde está la sede de la empresa holandesa, el martes que viene. Una doble cita que ha devuelto un cierto optimismo al astillero y que puede servir para encarrilar la finalización de la draga Vox Alexia en el municipio vizcaino. La dirección de La Naval viaja a Holanda con la intención de lograr que Van Oord se comprometa a ello el mismo martes, aunque es consciente de que la complejidad de la negociación sobre el coste del barco puede hacer que la vuelta al trabajo se retrase hasta después del verano, posiblemente hasta octubre.

El comité del astillero remarca que no hay que lanzar las campanas al vuelo ante las dos reuniones programadas estos días consciente de que, con lo difícil que ha sido llegar hasta aquí, la situación puede volver a torcerse en cualquier momento. Eso sí, el escenario ha mejorado en las últimas tres semanas. El primer empujón llegó a finales de julio, cuando al fin los seis bancos acreedores acordaron pagar a Van Oord los 42 millones de euros correspondientes a los avales de la draga renunciando así a dilatar el proceso en los tribunales.

Todo apuntaba, tras ese primer paso, que agosto sería un mes de trabajo de cocina previo a retomar las negociaciones con el armador en septiembre. Sin embargo, ya esta misma semana se ha programado un primer encuentro entre astillero y armador, en principio una buena señal sobre las intenciones de la empresa holandesa. Inicialmente los dos miembros del consejo de administración de Van Oord iban a viajar a Sestao ayer, aunque por cuestiones de agenda la reunión con la dirección de La Naval se producirá finalmente hoy. No se puede hablar de primer contacto, puesto que las dos partes se conocen más que de sobra después de todo lo que ha acontecido en el astillero en los últimos meses, pero sí de la apertura de un nuevo capítulo que arranca en condiciones distintas a las de anteriores negociaciones.

en busca del ‘sí’ del armador Hay una primera cuestión que resolver antes de entrar en detalles, y es si Van Oord realmente apuesta por terminar la Vox Alexia en La Naval después de haberse echado para atrás en un par de ocasiones. Desde luego la disposición a reunirse en agosto indica que es así, aunque habrá que ver si está dispuesto a comprometerse sin cerrar antes otras cuestiones que influirán en el coste final del barco, en especial la cantidad a la que se traspasará la parte de la draga ya construida.

No está previsto que a la cita de hoy acudan los representantes de las seis entidades financieras que integran la tercera parte implicada. El primer objetivo del astillero es lograr ese preacuerdo con Van Oord que dé tranquilidad y asegure que la Vox Alexia se terminará en Sestao para cerrar así la puerta a que el armador se lleve el pedido a otro país de bajo coste como ha insinuado en alguna ocasión. A partir de ahí toca hablar de dinero, la fase más complicada. Y es que ahí entra en juego también la cantidad que tendrá que pagar a la banca el armador por el esqueleto del barco, una variable que le sirve a Van Oord para presionar a la baja en la negociación con La Naval. El astillero tiene las peores cartas ya que necesita agarrarse a ese último pedido para evitar la quiebra y buscar un nuevo inversor en los próximos meses.

Respecto a la banca, es una incógnita qué posición tomará teniendo en cuenta la diversidad de criterios hasta ahora. En principio no debería poner grandes resistencias a vender el casco del barco, que tiene una utilidad escasa en el negocio financiero, aunque tampoco va a regalarlo. Van Oord ya rechazó comprar la draga por 15 millones, lo que apunta a que el dinero que los holandeses están dispuestos a ofrecer está por debajo de esa cifra. Desde la óptica del armador, el objetivo es lograr, una vez recuperados los avales, que el coste total de la draga sea inferior al pactado en el primer contrato.

En definitiva, es una negociación con muchas aristas que no se va a resolver en un par de sesiones, apuntan fuentes del astillero, que se inclinan por un proceso de varias semanas que podría durar hasta después del verano, lo que retrasaría la vuelta a la actividad en las gradas por lo menos al mes de octubre. Una previsión que permitiría salvar la empresa de la quiebra sobre la bocina ya que la tesorería no deja margen para alargar esta situación mucho más.