BILBAO - El presidente de Tubos Reunidos (TR), la compañía vasca de tubos de acero al carbono sin soldadura, Guillermo Ulacia, ha propuesto estudiar la posibilidad de una alianza entre fabricantes siderúrgicos en Euskadi para rebajar los costes de elaboración de acero en las acerías vascas y poder seguir siendo competitivos aguas abajo frente a los productos elaborados por competidores de medio mundo que disponen de costes energéticos, laborales y medioambientales menores a los europeos.
Ulacia cuestionó ayer en Bilbao en una conferencia organizada por la Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi (ADYPE), entidad que preside Txema Vázquez Eguskiza, la integración vertical tradicional de las compañías siderúrgicas vascas y señaló que hay que estudiar como obtener el mismo coste de la materia prima -en este caso, el acero, que luego se lamina y transforma en tubos u otros productos- que la elaborada en otros países.
Tubos Reunidos es una compañía que pasa por una situación complicada con números rojos en sus cuentas tras realizar importantes inversiones años pasados que una demanda, básicamente en el sector de oil&gas, estancada y una presión a la baja en precios, no le permiten rentabilizar como estaba previsto.
En ese contexto, Ulacia intenta poner en marcha un plan de ajuste para devolver la empresa a la senda de la rentabilidad pero ello implica modificaciones importantes en el sistema de trabajo, con reducciones de costes que suponen tocar el convenio colectivo para introducir mayor flexibilidad horaria y de calendarios, lo que nunca es fácil en las negociaciones con los trabajadores en Euskadi, y reducir el absentismo laboral de cotas cercanas al 9% a la mitad.
Ulacia justificó su postura en una realidad incuestionable. En el mundo hay una sobrecapacidad estructural productiva de acero que puede alcanzar los 375 millones de toneladas en un mercado global de 1.600 millones de toneladas. Ello implica una presión a la baja sobre los precios notable porque los países emergentes exportan a todo el mundo. Si a eso se le suma que el País Vasco está alejado de los mercados que demandan sus productos y tiene unos costes energéticos mayores que los competidores, de hecho la energía ya supone en la siderurgia vasca el 62% de los costes laborales, la situación a futuro es complicada.
Ulacia señaló que las acerías vascas, de horno eléctrico, están bien gestionadas pero están al límite de su competitividad porque sus costes energéticos y de materia prima son mayores que los de sus competidores. Por ello indicó que ha transmitido a otras empresas del sector -en Euskadi hay firmas como Sidenor, Tubos Reunidos y Tubacex con acerías propias y capital vasco- la posibilidad de explorar la búsqueda de alternativas para reducir los costes del acero, la materia prima, que luego se transforma.