donostia - Fagor CNA Group presentó ayer a los trabajadores su plan de viabilidad que plantea cerrar la planta de Garagartza, situada en Arrasate y centro de la actividad del grupo, y reducir la plantilla actual de 350 trabajadores a una horquilla situada entre los 130 y los 160 operarios, entre otras medidas, para “garantizar un futuro para la empresa”. La compañía reconoce que las pérdidas acumuladas durante 2016 que ascienden a 38 millones de euros y la deuda bancaria contraída superior a los 51 millones de euros “hacen inviable la empresa”, por lo que cree indispensable realizar “importantes esfuerzos por todas las partes” y adelanta las líneas que, según sus estimaciones, garantizarían la continuidad de la actividad.
Una de las medidas es cerrar la planta de Garagartza que, según indicó ayer Fagor CNA Group, alberga unas líneas de trabajo con una contribución negativa que “no permite la viabilidad de su actividad fabril”. En concreto, son las plantas de fabricación de cocción y de lavado las que presentan números negativos. La planta de Arrasate acoge también otra actividad, la producción de termos y calentadores que desarrolla Geyser Gastech, desplazada desde Bergara a Arrasate. En este caso, el grupo catalán plantea trasladar la fabricación a la planta vizcaína de Basauri, que de este modo asegura su continuidad después de que hace año y medio se planteara su cierre, una posibilidad más tarde desechada.
Tanto Basauri como la factoría que Fagor CNA Group tiene en Eskoria-tza mantendrían su actividad, según el plan de viabilidad presentado ayer, pero tendría también que someterse a cambios. En concreto, el grupo catalán considera que para “alcanzar la eficiencia necesaria y acercarse a la rentabilidad positiva”, ambas fábricas necesitarían “ajustar la estructura central”, de la que se salvaría la actividad comercial.
El cierre de la planta de Arrasate y el traslado de la actividad de termos a Basauri, junto con los ajustes de personal en la planta vizcaína y en la de Eskoriatza, tendrían como consecuencia reducir la plantilla actual de 350 trabajadores a una mucho más corta que oscilaría entre los 130 profesionales y los 160, en función de los recursos que se destinen a actividades de I+D+i.
La innovación es uno de los pilares que Fagor CNA Group considera importante para relanzar la actividad de la firma, al considerar que un impulso garantizaría “la modernización y optimización de la producción de hornos y ollas para ser competitivos”.
deuda En el documento que recoge las medidas propuestas por el grupo para asegurar la viabilidad del negocio se contempla una reducción del pasivo del 75% a través de la reestructuración de la deuda. En este punto, CNA Group se muestra “dispuesto a asumir las pérdidas del negocio y toda la deuda” que, en su conjunto, cifra en 70 millones de euros.
Esta actitud, según comunicó ayer, “demuestra el compromiso adquirido con la marca y con los trabajadores hace tres años”, cuando adquirió la quebrada cooperativa Fagor Electrodomésticos del Grupo Mondragon, “y que sigue vigente”.
Estas medidas, a las que añade llegar a un acuerdo de pago de la deuda con los acreedores y los proveedores y la continuidad en el suministro de material para la fabricación de las plantas de Eskoriatza y Basauri, representarían el punto de partida desde el que obtener financiación no bancaria para “reactivar las líneas de negocio rentables”. En este sentido, el grupo catalán apunta como vías para conseguir esta financiación la venta de inmovilizado y la intervención de las administraciones públicas y los inversores privados.
Fagor CNA Group aseguró que existen inversores dispuestos a reactivar la producción de la firma, aunque condicionó su actuación a que se apruebe el plan de viabilidad que presentó ayer. En concreto, aseguró que “hay inversores que han comprometido los fondos para soportar la tesorería negativa y las inversiones para la reorientación del negocio” que, según los cálculos realizados por el grupo industrial, ascienden a unos 12 millones de euros, aproximadamente. También avanzó que ha contactado con otros inversores industriales que han mostrado su disponibilidad para contribuir a “reducir las necesidades financieras en la actividad comercial”.
Como conclusión, expresó su deseo de que “todas las partes entiendan la necesidad de adaptar la nueva realidad para mantener el empleo, la producción, la marca, y garantizar un futuro para la empresa”.Al respecto, el Gobierno Vasco afirmó que el Grupo CNA “no ha estado a la altura” en la gestión del proyecto Edesa Industrial. Desde el Departamento vasco de Desarrollo Económico, afirmaron ser conscientes y conocedores de las dificultades financieras a las que se enfrenta esta empresa pero, además de las dificultades financieras, entienden que el grupo CNA “no ha estado a la altura” en la gestión del proyecto.