Bilbao - El consejero vasco de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, reveló ayer que el Gobierno confía en tener “más margen de maniobra” en el diseño de los Presupuestos de 2019 para dejar atrás las estrecheces en el gasto y la inversión de los últimos años. Para que eso sea posible es necesario que la economía vasca continúe creciendo en torno a un 2%, un porcentaje “previsible” que Azpiazu considera que está al alcance de la mano.
Así lo trasladó ayer a una amplia representación del mundo de la economía y la política durante una conferencia celebrada en la Bolsa de Bilbao en el marco de la celebración del 40 aniversario de Deia. Bajo el título Balance de la economía vasca y retos de futuro tras cuarenta años de autogobierno, el consejero hizo un repaso a las últimas cuatro décadas y en el turno de preguntas realizó una estimación del momento en el que la Adminitración vasca podrá cambiar el paso presupuestario.
El Producto Interior Bruto de Euskadi avanza en estos momentos a un ritmo del 2,8%, por encima de la estimación para el conjunto del año (2,5%). Algunos paneles de predicción ya han situado ese porcentaje cerca del 3% por el dinamismo que observan en al economía y lo más probable es que el propio Gobierno Vasco revise sus previsiones los próximos meses. El crecimiento será en 2018 más modesto, en principio en torno a un 2,2%, un dato que se ajusta al “potencial” de la economía vasca. Al margen de que esa expectativa también puede quedarse corta, lo cierto es que la economía vasca ha cogido velocidad de crucero y no se intuyen grandes amenazas que frenen en seco la evolución. En esa tesitura, aunque no ha llegado todavía el momento de “darle la vuelta al endeudamiento” y diseñar otra política presupuestaria, ese escenario está ya relativamente cerca.
“A corto plazo no atisbo que podamos tener más margen en los Presupuestos. En 2018 tendremos que dar una vuelta de tuerca adicional al gasto, porque tenemos que seguir reduciendo el déficit público”, aseguró el consejero. El objetivo de este año es situar el déficit en el 0,6% del PIB y la meta del año que viene es dejarlo en la mitad. Esa hoja de ruta “va a obligar” al Ejecutivo vasco “a reducir en 2018 otra vez el gasto público en torno a 210 millones de euros”. Con esa losa no será posible reducir la deuda pública y “tratar de avanzar” en el volumen de gasto de la Administración Pública vasca. Por ello, de cara al año que viene, al margen de1 cumplir con el límite de déficit público, el propósito será “encajar” en el presupuesto “las prioridades del Gobierno, aunque sea de una manera modesta”. En el papel de las Cuentas Públicas habrá espacio para la innovación, el impulso de la inversión pública y el gasto social, como grandes ejes de actuación, sin perder de perspectiva el ajuste de más 200 millones por el déficit y otras cuestiones como el incremento anual del gasto en 100 millones que es necesario realizar en respuesta al envejecimiento de la población. “Vistas así las cifras, esto no cuadra, pero trataremos de hacer las cosas con mucho cuidado y mucho mimo para que cuadren”, explicó el consejero.
cambio de paso en 2019 De este modo, si este 2017 “no da para muchas alegrías” en el presupuesto, “tampoco las dará especialmente” el del ejercicio que viene. Las perspectivas son más halagüeñas en cambio para 2019. “Si el crecimiento económico es previsible y sigue en torno al 2%, quizás tengamos un margen de maniobra adicional”, destacó. En ese caso cabría la posibilidad de “empezar a reducir el endeudamiento”, al tiempo que se siguen “cubriendo las necesidades sociales y el impulso de la actividad económica”. Azpiazu matizó que, aunque la deuda de Euskadi es menor que la de otras comunidades y por ello “no es alarmente”, es un problema que “está ahí”. “Creemos que es importante reducirlo, porque menos endeudamiento es más autogobierno. No podemos estar presos del endeudamiento, tenemos que estar libres para poder actuar al margen de este endeudamiento” y dar un impulso a la inversión pública, subrayó.
reforma fiscal Tras reconocer que la fiscalidad “saca sarpullidos y reacciones un tanto histéricas”, planteó la necesidad de que el Gobierno y las diputaciones aborden una reflexión “sosegada”. “Si somos capaces con calma de poner los temas sobre la mesa, ganaríamos mucho”, dijo.
Azpiazu incidió que cualquier reforma fiscal debe atender por un lado a la reactivación y por otro dar respuesta financiera al gasto social. “Nadie está pensando en poner trabas a la empresas, todo lo contrario”, subrayó. Entre el público estaba el presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño, que ha pedido una rebaja fiscal recientemente, y el consejero de Hacienda lanzó un mensaje a los empresarios: “Desde la puesta en marcha del Concierto en 1981, ha habido una preocupación compartida de las empresas y las administraciones en torno la fiscalidad. Una preocupación enorme que ha permitido un encuentro permanente con las empresas, tiene que seguir habiendo un entendimiento. Pero no nos podemos entender en todo”.