bruselas - La Comisión Europea parece dispuesta a levantar el pie del pedal de los ajustes y a pisar el acelerador de la inversión. Los pobres avances económicos de los principales países de la Unión -Alemania ha crecido en el tercer trimestre menos de la mitad que en el segundo- han terminado de convencer a Bruselas de que es necesario encender la maquinaria de los estímulos. Para empezar, la Comisión pide a los socios del euro que aumenten el gasto el año que viene en un 0,5% del PIB, unos 50.000 millones de euros en total. Eso sí, serán los estados más saneados, como Alemania y Holanda, los que carguen con el peso. España, como Francia, Italia o Portugal, continúa a dieta.
“Es la primera vez que recomendamos una contribución presupuestaria global positiva para la zona euro”, dijo ayer el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Un mensaje que anticipa un giro de 180 grados en la dirección de las políticas europeas, que en los últimos años han ahogado a las economías más débiles como Grecia o España. Aunque por ahora no todos los socios se verán beneficiados en la misma medida. Los objetivos de déficit siguen siendo irrenunciables y la austeridad seguirá siendo la nota dominante en los presupuestos de los países más endeudados.
Ayer la Comisión advirtió de que hasta ocho estados del euro incumplirán el objetivo de déficit el año que viene, entre ellos España. En concreto, el Ejecutivo comunitario considera que España cerrará 2017 con un desfase presupuestario del 3,8%, dos décimas más de lo previsto por el Gobierno del PP y siete por encima del objetivo, lo que obliga a recortar casi 8.000 millones en relación a las cuentas de este año. España enviará en las próximas semanas las medidas con las que prevé o bien retirar ese dinero de los presupuestos o activar medidas recaudatorias extra para aumentar los ingresos.
También Bélgica, Italia, Chipre, Lituania, Eslovenia, Finlandia y Portugal están en riesgo de rebasar el techo del año que viene, si bien en el caso del estado luso el riesgo es “contenido”. Sobre Italia, Moscovici explicó que el desvío se debe sobre todo a la crisis migratoria y a los costes generados por los últimos terremotos, por lo que podría ver ampliado su margen fiscal.
Para este grupo de países la Comisión recomienda precaución y, por ello, tendrían en principio un menor protagonismo dentro del esfuerzo inversor al que hacía referencia Moscovici. También se pide cautela a Francia, que si bien logrará dejar el déficit el año que viene por debajo del 3,1%, presenta “deficiencias significativas” en la consolidación fiscal y está en riesgo de desbordar el tope de 2018, según la Comisión -en este mismo grupo intermedio están Irlanda, Letonia, Malta y Austria-.
En el lado positivo de la balanza aparecen Estonia, Luxemburgo, Eslovaquia, Holanda y, sobre todo, Alemania. El peso específico de la locomotora germana hace que las miradas se posen ahora sobre el Gobierno de Angela Merkel, especialmente severo con la disciplina fiscal. De nada sirve que quien tiene superávit en sus cuentas no lo utilice para dinamizar la economía, entiende la Comisión, más aun cuando el propio motor germano, encargado de tirar del resto, da claros síntomas de necesitar carburante. Según Eurostat, el PIB alemán creció en tasa interanual un 1,5% en el tercer trimestre, cuando en el segundo lo había hecho más del 3%.
“moderada expansión” En la recomendación presentada ayer, que será debatida en la reunión de ministros de Economía y Finanzas de diciembre, Bruselas apuesta por una “moderada expansión fiscal” para la zona del euro a fin de agilizar la “lenta recuperación económica” -el PIB de la eurozona crece a un ritmo del 1,6%-. Una expansión que recaería sobre los socios saneados como Alemania u Holanda y que acompañaría, recuerda la recomendación, a los estímulos monetarios del Banco Central Europeo, que mantiene los tipos de interés en el 0%.
Es “un paso” para abandonar la senda de la austeridad, según Moscovici, quien concretó que se reclama un incremento del gasto del 0,5% del PIB de la eurozona, lo que equivale a unos 50.000 millones. La Comisión recoge una horquilla entre los 30.000 y los 80.000 millones, aunque la cifra intermedia sería la más adecuada. “Vivimos en tiempos de lento crecimiento, riesgos geopolíticos y creciente incertidumbre, más aun tras el referéndum (Brexit) en Reino Unido y las elecciones en EEUU”, dijo el vicepresidente de la Comisión para el Euro, Valdis Dombrovskis.
0,5%
Bruselas recoge en su recomendación un incremento de las inversiones totales en la eurozona del 0,5% del PIB, si bien maneja una horquilla de entre el 0,3 y el 0,8%. Por tanto, se reclaman inversiones de unos 50.000 millones, aunque se podrían ir hasta los 80.000. La propuesta, que será debatida por los ministros económicos en diciembre, deja al margen de esta dinámica expansiva a los estados incumplidores como España.