Los persistentes y peligrosos casos de combustión del teléfono Galaxy Note 7 de Samsung Electronics obligaron a la compañía a pedir, por seguridad, que no sean encendidos y anunciar que dejará de fabricarlo. En los próximos días, la marca coreana señalará que tipo de compensaciones ofrecerá a cambio a los usuarios del Note 7. “Samsung ha finalizado su producción del Galaxy Note 7. Se entiende que de manera definitiva”, explicó ayer un portavoz del mayor productor mundial de smartphones.
“Hemos interrumpido la producción y la venta del Galaxy Note 7, ya que la seguridad del cliente es nuestra máxima prioridad”, reza un comunicado de Samsung, que reconoce que, tras los controles de calidad, se ha comprobado que los daños en la batería denunciados por los usuarios se producen realmente. La decisión llegó horas después de que anunciara que congelaba las ventas de estos teléfonos y pidiera no usarlos a raíz de conocerse en la última semana varios casos en los que los terminales que la empresa había entregado como reemplazo de los primeros aparatos defectuosos también se habían incendiado.
Ese anuncio de por sí ya causó que la empresa se hundiera ayer en la Bolsa de Seúl, donde su acciones cayeron un 8,04%. Esto supone su mayor caída intradía desde octubre de 2008, hasta el nivel de los 1.545.000 wones surcoreanos (1.240 euros). La gravedad del caso hace complicado calcular el verdadero alcance y el peso que acabará teniendo este problema en la imagen de marca y en los balances de la empresa.
Por esta cancelación definitiva de la producción del teléfono de alta gama se calcula que Samsung podría dejar de vender en torno a unos 20 millones de teléfonos. Está por ver además como afectará al resto de sus productos la mala fama que ya está indisolublemente ligada al modelo Galaxy Note 7.
La última serie de casos reportados sobre teléfonos que -pese a ser unidades de reemplazo que la compañía consideraba libres de toda avería- se incendiaron ha ahondado el mal trance que atraviesa Samsung.
La crisis del Galaxy Note 7 La crisis de este aparato comenzó apenas unos días después de que Samsung comenzara a vender el 19 de agosto este phablet o tabléfono llamado a ser uno de sus nuevos productos de bandera y a hacer frente al nuevo iPhone 7.
La compañía comenzó a recibir desde distintos puntos del globo un volumen creciente de reportes de móviles que se incendiaban durante el proceso de carga hasta que el 2 de septiembre, cuando el número de casos ya superaba la treintena, decidió anunciar una retirada sin precedentes del producto.
Al mismo tiempo apostó por ofrecer a los consumidores afectados el reemplazo de estas unidades (en total, unos 2,5 millones que habían sido vendidas en todo el mundo) por nuevos teléfonos del mismo modelo que, aseguraba, no sufrirían estos problemas con sus baterías de ion-litio.
Pero, con este proceso de rellamada y recambio aún arrancando, la compañía con sede en Suwon (al sur de Seúl) de nuevo comenzó a recibir la semana pasada notificaciones, más preocupantes si cabe, sobre los nuevos Galaxy Note 7 distribuidos para sustituir a las unidades defectuosas.
Al menos ocho de estos teléfonos entregados como reemplazo a clientes de Corea del Sur, Taiwán o Estados Unidos se han incendiado y, tal y como han informado medios locales, algunos lo han hecho cuando ni siquiera estaban conectados a la red eléctrica para recargar sus baterías.
apple gana El Samsung Galaxy Note 7 iba a ser iba a ser el teléfono estrella de la compañía para luchar con Apple y hacerse con el liderazgo mundial en el mercado de los móviles. La compañía estadounidense parece ser la gran beneficiaria de esta crisis, y estos días está alcanzado máximos en los mercados. Ayer, su cotización subió un 1,7% en el índice Nasdaq de la Bolsa de Nueva York, pasando los 116 dólares por acción, un tope no visto desde diciembre del año pasado. Desde el 7 de septiembre, fecha de la presentación del iPhone 7 y el iPhone 7 Plus, los títulos de la firma acumulan una ganancia del 7,5%. - Efe/E.P.
El Samsung Galaxy Note 7, teléfono de la gama alta de Samsung, tenía un precio a partir de los 800 euros, lo que supone para la compañía unas pérdidas que podrían alcanzar los 15.300 millones de euros.
En la Bolsa de Londres, la caída de Samsung fue aún mayor que en la de Seúl, con una caída del 9,5%. Samsung ha vendido unos 2,5 millones de estos terminales.