bilbao - La reestructuración del sector financiero español ha elevado notablemente el nivel de concentración bancaria en todo el Estado. El numero de entidades se ha reducido y se ha pasado de las 286 que había antes de la crisis a las 198 contabilizadas a finales del año pasado. Y de ellas, sólo 133 son bancos, cajas de ahorro o cooperativas de crédito, las que disponen de un abanico de servicios más amplio para sus clientes. El resto son en su mayoría establecimientos financieros -como las entidades creadas por las redes de concesionarios de coches para facilitar el crédito- o entidades de pago -emisores de tarjetas de cadenas comerciales o gasolineras-.

Los agentes activos en el mercado se han reducido drásticamente y eso implica que los cinco mayores bancos del Estado agrupan a un mayor número de clientes que hace ocho años. Esa circunstancia puede ser perjudicial si implica una reducción de la competencia. Con el objetivo de medir el impacto en el consumidor de la reordenación bancaria, la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) ha analizado la situación en cada comunidad autónoma y la conclusión en el caso de Euskadi es que el reparto del mercado vasco no es un obstáculo para la competencia.

Al contrario, pese a ser la CAV una de las comunidades con mayor aumento de la concentración bancaria -sólo Aragón está por delante-, se mantiene por debajo de los niveles considerados de riesgo.

La clave está en que en el caso vasco el crecimiento de la concentración está ligado a la fusión de las tres cajas vascas. El nacimiento de Kutxabank ha cambiado de arriba a abajo el mercado vasco porque los clientes de BBK, Kutxa y Caja Vital se han agrupado, pero aún así no se supera el umbral en el que empieza a debilitarse la competencia.

En esa situación están 22 provincias, entre ellas Nafarroa. El informe de Funcas no determina si se vulnera la competencia, pero establece una regla que permite determinar si existen circunstancias para que eso ocurra a través del análisis de la concentración. Para ello se toman como referencia tres índices: CR1 -cuota de mercado del primer banco-, CR3 -la de los tres primeros-, mientras que CR5, que es el testigo de alarma que marca la zona de peligro, estudia la cinco entidades con mayor volumen de negocio.

En la Comunidad Foral se da la circunstancia de que CaixaBank se quedó con la red de Caja Navarra tras su desaparición. Por ello, el primer banco tiene casi un tercio del mercado. En su caso, los tres bancos con más actividad concentran a un 70% de los clientes y las cinco primeras entidades alcanzan el 89% del mercado y hay amenaza para la competencia.

el mercado vasco En la CAV la situación más favorable se registra en Gipuzkoa, que tiene junto a Madrid el índice CR5 más bajo de todo el Estado, un 70%. Araba, con un 76%, y Bizkaia (78%) se sitúan en una zona templada. Además, dos de los cinco primeros bancos del Estado no entran dentro de las seis primeras entidades por negocio de Euskadi, lo que implica una mayor apertura a la competencia porque para mantener su cuota los bancos vascos tienen que dar respuesta a las ofertas más agresivas de entidades de mayor tamaño y margen para lanzar productos.

En concreto, el líder del mercado vasco es Kutxabank, seguido de Bilbao Vizcaya Argentaria y Laboralkutxa, que completan el CR3. CaixaBank se sitúa un escalón por debajo y Banco Santander ocupa la quinta plaza. Sabadell Gipuzcoano tiene también una importante presencia en la CAV, lo que explica en parte la mejor posición de Gipuzkoa respecto a los otros dos herrialdes.

Aunque algunos agentes se repiten, el reparto del mercado español es muy diferente. Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Banco Popular conforman el CR5 en el Estado. Esas cinco entidades concentran casi el 60% de los clientes del Estado, aunque en algunas provincias superan el 90%. La media europea de concentración bancaria se sitúa en el 48%. Además el índice apenas ha variado cuatro puntos en la UE durante la crisis, mientras que el salto en España ha sido de 16 puntos y en algunas comunidades el repunte supera los 20 puntos.

Más allá del nivel de concentración, el autor del estudio de Funcas, el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, recurre al índice Herfindahl-Hirschman (HHI) para elaborar un mapa del riesgo de la competencia bancaria.

el mapa del riesgo Se trata de una referencia utilizada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos cuando evalúa si un proceso de fusión puede ser perjudicial para el consumidor. El mecanismo consiste en elevar al cuadrado la cuota de mercado de las compañías que se unen y sumar esas cantidades. La escala va desde cero -situación perfecta para la competencia- hasta 10.000 -control monopólico-.

Cuando el HHI supera los 1.800 puntos y registra un aumento superior a los 200 puntos se encienden las alarmas. Es la denominada regla 1.800/200, un techo que rompen hasta 22 provincias del Estado si se hace ese ejercicio con los líderes del sector bancario en cada zona.

Con Euskadi ocurre que la fusión de Kutxabank ha duplicado el HHI bancario. Sin embargo, ninguno de los tres herrialdes de la CAV rompe la regla. Araba es la que más se acerca (1.610/426), Bizkaia no está excesivamente lejos (1.465/436) y Gipuzkoa también es en este caso el alumno más aplicado con un 1.326/259. Por su parte, Nafarroa entre por poco en zona de riesgo (1.840/512).

En las conclusiones de su estudio, el catedrático Joaquín Maudos considera que es necesario realizar un “examen detallado de las posibles consecuencias sobre la competencia” en esas 22 provincias que superan el umbral del 1800/200. Según recuerda, antes de la crisis solo cinco estaban en esa situación y en estos momentos hay “provincias cuya concentración triplica la de otras”.

Maudos añade que los valores de concentración resultantes de su estudio activarían los resortes del regulador en Estados Unidos. Considera que es una “exigencia”, porque aunque la concentración “no implica necesariamente una reducción de la competencia, sobre todo teniendo en cuenta el avance hacia la unión bancaria europea”, los niveles alcanzados en algunos casos “aconsejan estar vigilantes”.