madrid - Hoy mismo se podría conocer la lista detallada de los vehículos Volkswagen que han sido manipulados, pero a estas alturas está claro que el fraude detectado en EEUU también afecta a Europa. Seat, la filial española de Volkswagen, reconoce que ha montado más de medio millón de motores trucados en su fábrica de Martorell, en Barcelona, y Bruselas ya ha pedido a los gobiernos comunitarios que realicen investigaciones en todo el sector para conocer el número de coches falsificados. El miedo a que el escándalo se extienda a otras marcas ha sembrado el nerviosismo en la industria de automoción europea, uno de los pilares de la economía y del empleo.

El terremoto de Volkswagen ha cruzado el charco y los daños en Europa se prevén importantes. Ayer el Gobierno alemán confirmaba que una parte de los once millones de coches diésel a los que se les trucó el sistema de medición de emisiones contaminantes han sido vendidos en países europeos, si bien no concretó ni el número ni los modelos afectados. Se espera que sea hoy cuando la propia multinacional publique una lista con todas las versiones de automóviles que habrían sido manipuladas, lo que puede empezar a aclarar el impacto de la crisis en Europa.

Lo que es seguro es que Seat está afectada por el escándalo. La filial española del gigante alemán ha producido desde 2009 al menos medio millón de vehículos con los motores manipulados, los EA189, si bien sostiene que los aparatos que incluye actualmente en sus coches están fuera de sospecha. Ayer el Govern de Catalunya se mostró “convencido” de que las inversiones anunciadas por Volkswagen en Martorell no están en riesgo, tal y como ha declarado el Ejecutivo navarro en relación a la planta de Landaben, un mensaje en el que se reafirmó el presidente de Seat, Jurgen Stackmann, quien defendió la “solidez” de los planes de la firma.

Aun así, la incertidumbre es evidente en todas las instancias. A las críticas a la dirección del comité de empresa internacional se sumaban ayer CCOO y UGT, que reclaman al Gobierno de Mariano Rajoy y a la propia compañía que se garanticen las inversiones previstas en los próximos años para las dos plantas del Estado español, de más de 3.000 millones en el caso de Martorell y de 900 millones en Landaben. Los sindicatos españoles muestran su preocupación también por el efecto que puede tener el caso sobre el resto del sector de automoción, que representa uno de cada tres nuevos empleos en la industria, recuerdan. El grupo Volkswagen da trabajo en sus plantas del Estado español a más de 15.000 personas.

La inquietud está presente también en el ámbito empresarial. La patronal española de bienes de equipo advirtió de que el futuro del grupo Volkswagen es “tremendamente importante” para el conjunto de la industria y la economía de España, por lo que insta a resolver la crisis “cuanto antes”. Diversas estimaciones sitúan en una horquilla entre 250.000 y 300.000 el número de vehículos con sistemas de medición de la contaminación trucados que circulan en el Estado español. A nivel europeo, Francia y Reino Unido anunciaban ayer más controles a sus coches para detectar si han sido manipulados, justo el mismo día en que la Comisión Europea pedía ya abiertamente a los estados miembro que realicen las “investigaciones necesarias” para aclarar cuántos motores están trucados, controles que afectarían tanto al fabricante alemán como a otras compañías. La posibilidad de que la falsificación de los medidores de contaminación llegue más allá de Volkswagen gana peso después de que una revista especializada alemana extendiese ayer la trampa a BMW. El desmentido de la compañía no evitó que sus acciones se desplomaran en Bolsa. En los próximos días podría saberse si hay otras marcas implicadas.