GASTEIZ - Los precios dan un pequeño respiro al bolsillo en este inicio de año, aunque sirva de poco tras el fuerte ajuste que han sufrido salarios, pensiones y otras prestaciones durante la crisis. La bajada del petróleo influye de forma directa en el menor coste de ciertos productos y servicios con un importante peso en el gasto total de las familias, como es el caso de la gasolina o la factura del gas. La congelación de los peajes de las autopistas y del billete de la mayor parte de transportes públicos también ayudarán a llegar a fin de mes, mientras que el recibo de la luz, que no sube en su parte regulada, queda pendiente de la evolución del mercado.

El IPC cerró 2014 en el -1,1% en el Estado, según el cálculo adelantado del INE, un descenso atípico directamente ligado a la evolución del precio del petróleo. El barril de Brent, el que se usa como referencia en Europa, caía al final de diciembre por debajo de los 57 dólares, el mínimo desde mediados de 2009. Solo en 2014 el barril ha bajado cerca de un 50% por el exceso de oferta a nivel mundial. El bajón del petróleo tiene una incidencia directa en el coste de la energía y de los carburantes, y también empuja hacia abajo de manera indirecta a muchos otros productos al reducir el coste de su transporte.

El litro de gasolina se ha ido abaratando de forma progresiva desde el verano, incluso en Euskadi algunos surtidores han llegado a ofrecer estas navidades el litro de diésel por menos de un euro. En julio el litro de sin plomo 95 rondaba los 1,45 euros, unos 30 céntimos más que a finales de año, mientras que el gasoil estaba en 1,35 euros. Los 80 euros que costaba llenar un depósito de 55 litros de gasolina en verano se han convertido en 62, mientras que el depósito de diésel ha bajado desde unos 74 euros a, en algunas estaciones, poco más de 55. Se trata de descensos importantes a pesar de que no alcanzan la magnitud de la caída del crudo.

Gas y butano La evolución del petróleo también se traslada al coste de la energía. El gas natural baja un 8% en enero en la parte que corresponde a este factor, aunque la congelación en su parte regulada deja la caída media de la factura ligeramente por encima del 3%. La bombona de butano de 12 kilos mantiene por ahora su precio en 17,5 euros.

El recibo de la luz, otra pata fundamental de la economía doméstica, queda a expensas de la evolución del mercado mayorista ya que los peajes, la parte regulada que supone cerca de la mitad de la factura, se mantienen congelados, en principio una buena noticia para el bolsillo.

Como denuncian las asociaciones de consumidores, el recibo eléctrico se ha encarecido más del 70% en los últimos diez años, una auténtica bomba de relojería para muchas economías domésticas. Según las ONG, en el Estado español siete millones de hogares, más de uno de cada seis, tienen dificultades para acceder al suministro eléctrico básico para realizar las tareas cotidianas. El cambio de sistema en el cálculo de las tarifas -el Gobierno español eliminó las subastas de energía tras detectar anomalías en una de estas operaciones y anular un incremento del precio del 11% para el inicio de 2014-, dio como resultado una caída del precio del 4% el pasado año, según el ministro de Industria, José Manuel Soria, y en principio 2015 comienza con otro pequeño respiro. En cuanto a la parte que depende del mercado, será determinante la climatología ya que las lluvias y el viento influyen en el coste de la energía. En principio se prevé una tímida subida a lo largo del ejercicio ya que no se esperan tantas precipitaciones como el año pasado, si bien la evolución del mercado resulta difícil de predecir.

En cuanto al transporte público, en muchos casos tampoco habrá subidas, como en el metro y el tranvía de Bilbao, mientras que Euskotren prevé actualizar sus tarifas en abril. El tranvía de Gasteiz, por su parte, sube dos céntimos el viaje con tarjeta BAT y el billete de día y congela el resto. Renfe sí ha subido el precio de los billetes, alrededor de un 2%, unos cinco céntimos, aunque en menor medida que otros años.

El coste de utilizar las autopistas en Euskadi también es el mismo que en diciembre, salvo en el caso de la AP-68 en el tramo de Gipuzkoa. El resto mantiene su precio, como lo harán también las autopistas del Estado.

También mantiene los precios Telefónica, con una cuota de abono que permanece en 14,33 euros, mientras que Correos incrementa en cuatro céntimos, hasta 0,42 euros, el coste de enviar una carta de hasta veinte gramos a territorio estatal.

Otro de los grandes quebraderos de cabeza de muchas familias, la hipoteca, también da un respiro. El euríbor cerró el año en un nuevo mínimo, lo que supondrá un alivio importante, superior a los 100 euros al año, para aquellos hipotecados a los que les toque revisar las condiciones de su préstamo en este mes de enero.

Por otro lado, las tres capitales de la CAV mantienen congeladas sus tasas de agua y basuras, así como los impuestos de circulación y el IBI -Impuesto sobre Bienes Inmuebles-.

En resumen, el año que acaba de comenzar presenta una cuesta de enero algo menos empinada que en anteriores ejercicios, si bien es cierto que los hogares que utilizan uno o más vehículos propios lo notarán especialmente al beneficiarse de la bajada de la gasolina y, en ciertos casos, de la congelación de los peajes de las autopistas. Entre quienes utilicen transporte público, salen mal parados los que viajan con Renfe, que no se beneficiarán de la histórica caída del IPC en 2014. En cuanto a los gastos del hogar, baja el gas natural y se mantiene el butano, mientras que la tarifa de la luz, aunque no sube en enero, queda pendiente de la evolución diaria del coste de la energía.

Salarios y pensiones La evolución negativa del IPC, que ha generado un abaratamiento de algunos productos y el mantenimiento de otros, da algo de lustre, aunque solo sea a nivel estadístico, a las tímidas subidas aplicadas a las pensiones y, en ciertos casos, a los salarios. El incremento del 0,25% en la nómina de los pensionistas, el mínimo que posibilita la reforma de Rajoy, equivale a menos de tres euros al mes para la pensión media de la CAV, ligeramente por encima de los 1.000 euros. En el caso de las pensiones más bajas el incremento es aún más modesto.

Si se atiende a la evolución del IPC, que cayó más de un punto en 2014, los más de nueve millones de pensionistas del Estado han ganado un 1,35% de poder adquisitivo, aunque el cálculo es ficticio puesto que los jubilados no hacen uso, en una buena parte de casos, de un vehículo privado.

El Gobierno español ha subido medio punto el salario mínimo, hasta los 648,6 euros al mes, con lo que en principio quienes lo cobran también han visto incrementar algo su poder de compra. Algo similar ocurre con los asalariados que tienen un convenio colectivo en vigor, que en la CAV reflejaban una subida anual en noviembre del 0,69% -de medio punto en los pactos registrados en 2014-. Se trata de incrementos muy escasos que benefician además a menos de la mitad de los asalariados de la CAV ya que más 300.000 mantienen su convenio caducado o han sido desplazados de la negociación colectiva, con lo que su nómina sigue congelada.

Bajan. Tanto la gasolina como el gasóleo han bajado algo más del 20% desde el verano, de manera que llenar un depósito de 55 litros de combustible cuesta cerca de 20 euros menos en ambos casos. La caída del petróleo abarata en enero un 3% el gas natural.

Se congelan. En enero no varían de precio el butano, que se mantiene en 17,5 euros por bombona, ni la parte regulada del recibo de la luz. También se mantiene el precio del billete en los principales transportes públicos salvo en Renfe, así como los peajes de las autopistas.