BILBAO - El presidente de Eroski, Agustín Markaide, reconoce que el mercado de la distribución comercial alimentaria en el Estado español está en plena ebullición pese al descenso de la demanda por efecto de la crisis en los últimos años.
La crisis ha ayudado a la proliferación de las cadenas low cost dado que el precio se ha convertido en factor clave de compra, y en una consolidación de las marcas blancas, a veces en detrimento de la capacidad de elección del cliente. ¿Qué política sigue Eroski en este campo?
-No somos, ni vamos a ser, una cadena de discount. Queremos que el cliente pueda elegir y mantenemos muchísimas referencias. En la marca blanca, -hablando de alimentación no perecedera-, fuimos de los pioneros en el mercado y enseguida alcanzamos una cota del 33%. Y durante la crisis hemos mantenido esa cota porque no queremos superarla. Nosotros no le decimos al cliente compre usted lo que quiera pero que sea de mi marca, queremos que el cliente pueda elegir entre un surtido de marcas. Lo que sí podemos decir es que la marca blanca ha empezado a bajar tanto en Eroski como en el conjunto del sector. Estamos recuperando un poco la normalidad de los hábitos de compra lo que permite intuir que la situación económica ya ha dejado de caer.
Por si fuéramos pocos entra un nuevo competidor en el mercado de la CAV y no uno cualquiera, sino el líder, Mercadona, con cerca del 20% de cuota de mercado a nivel del Estado español.
-Mercadona no es el peor competidor que podemos tener porque es una cadena de discount, nosotros no lo somos, y tiene muy pocas referencias para elegir en comparación con las amplias gamas que tenemos nosotros u otros competidores similares. El problema es que se está produciendo un ritmo de aperturas altísimo de nuevos establecimientos de más cadenas, -Dia, Simply, Carrefour, BM etc-, y un incremento de la competencia en este contexto económico, con una demanda estabilizada o ligeramente a la baja, añade presión sobre los márgenes y sobre la facturación. Al final, la realidad es que hay más jugadores en el mercado para repartir el pastel y tocará a menos a todos.
¿No es extraña la proliferación de aperturas de supermercados cuando el consumo en el Estado está a la baja o estancado?
-Es verdad que se está produciendo una inflación de metros de superficies de venta. Con la caída de precios de los alquileres del sector inmobiliario es difícil resistirse a estar en sitios céntricos atractivos. Hay una especie de burbuja que al final se va a notar en los resultados de los grupos de distribución.
Ustedes han lanzado una campaña para intentar fidelizar a sus clientes ofreciéndoles entrar en un club de socios que, entre otras cosas, ofrece descuentos exclusivos con una nueva tarjeta Eroski. ¿Qué balance hacen de su implantación?
-Hasta ahora muy bien. Estamos cumpliendo las cifras previstas en menos tiempo del esperado y ya hemos superado los 1,5 millones de tarjetas de clientes. Y este pasado fin de semana cuatro de cada cinco euros vendidos en nuestros establecimientos eran ventas a socios
¿Qué efecto ha tenido la crisis en los socios-trabajadores de Eroski? - Los socios de una empresa como la nuestra que son propietarios corren con las ventajas y las desventajas derivadas de los resultados. En los momentos de bonanza participamos de los resultados positivos que se reinvirtieron en la empresa, y de los intereses. Teníamos unos anticipos mensuales (sueldos) que suponían unas buenas condiciones comparados con la media del sector. En estos años de crisis, llevamos seis de pérdidas, la participación en los resultados y en los intereses ha desaparecido. Además trabajamos más horas con menos retribución. Hemos incrementado la jornada en un 5% y ganamos entre un 7 y un 10% menos, en función del nivel retributivo.
Los socios de Eroski aprobaron asumir un 30% de las pérdidas del pasado año 2013. ¿Contemplan que tengan que apretarse el cinturón una vez más?
Hoy por hoy no hace falta pero si fuese necesario un esfuerzo adicional de los socios se haría.
La colocación de las Aportaciones Financieras Subordinadas Eroski (AFS) está causando un problema de imagen al grupo pese a ser legales pero ¿qué les ofrecen ustedes a los inversores que suscribieron sus AFS, de carácter perpetuo, y ahora, en la práctica, no pueden desinvertir?
-En primer lugar hay que recordar que se trata de un producto de inversión legal que ha dado y está dando unos rendimientos interesantes, -ahora tres puntos más el euribor, según tramos-, a los ahorradores. En concreto, en 2014 el tipo de interés de las AFS es del 3,062% para la emisión de 2007 (Euribor+2,5 puntos básicos) y del 3,562% para las anteriores (Euribor+3 puntos básicos). Ahora estamos negociando con Kontsumobide y las entidades financieras que las colocaron. El acuerdo pasaría por emitir unos títulos nuevos de forma que el inversor podrá canjear voluntariamente los antiguos que tiene, aunque puede seguir igual si lo considera oportuno. Los nuevos títulos se amortizarán a los 12 años y el valor será el 55% del nominal inicial. Adicionalmente en el momento del canje se abonará un 15% en efectivo. Los títulos canjeados seguirán teniendo una rentabilidad interesante de tres puntos básicos. Los cálculos que hacemos es que en cualquier caso la rentabilidad en estos 12 años, para todo el periodo, será de entre el 2,5 y el 4% TAE.
¿Judicialmente ha habido alguna sentencia contraria a Eroski por el tema de las Aportaciones?
-No, ninguna. También es cierto que judicialmente no se han producido prácticamente reclamaciones contra el grupo, la gran mayoría de las demandas han sido contra las entidades financieras que comercializaron las Aportaciones Financieras y algunas han sido contrarias a los bancos.
¿Mirando hacia atrás fue errónea la decisión crecer en todo el Estado español y adquirir Caprabo en el punto más alto de la burbuja o se hizo lo que había qué hacer en aquella época?
-Nosotros invertimos en nuestro negocio de distribución comercial, no hicimos operaciones raras de diversificación, crecimos en forma de mancha de aceite pero es verdad que fueron unas inversiones muy altas que con la crisis no hemos podido rentabilizar. Visto desde la óptica de hoy no lo hubiésemos hecho.