MADRID. La posible intervención militar de Estados Unidos en la guerra civil de Siria ha disparado la tensión en el mercado internacional de petróleo y está ayudando a elevar los precios del crudo que en el caso del Brent europeo llegó a cotizar ayer en las cercanías de los 118 dólares el barril de 159 litros. El precio del petróleo de referencia en Estados Unidos, el West Texas, tocó máximos desde 2011, al situarse en 112 dólares. El precio del crudo se ha elevado en los últimos veinte días en unos diez dólares. En el caso del Brent lo ha hecho por el temor a que una intervención armada afecte en alguna medida la producción de Oriente Medio.

Este incremento de precios no es una buena noticia para el consumidor vasco que está pagando la gasolina de 95 octanos a un precio entre 1,37 y 1,50 euros el litro en las gasolineras de Euskadi. En cambio sí ha sido saludado positivamente por los inversores con acciones de compañías del sector. Ayer, las empresas petroleras europeas que cotizan en Bolsa se beneficiaron de subidas generalizadas en el valor de su acción. En el caso del Estado español, las acciones de Repsol, principal accionista de Petronor, fueron las que más subieron de entre las compañías del Ibex-35, con un incremento del 3,19% pero sus principales competidoras europeas también vivieron notables revalorizaciones bursátiles en la jornada de ayer. BP ganó un 1,24%; la noruega Statoil subió el 4,24%; Shell, lo hizo el 2,16%; Total, el 2,61% y la italiana ENI, el 0,49%.

El ataque militar de EEUU, que se da por hecho y que podría ser inminente, y la más que probable desestabilización de toda la región están presionando al alza los precios del petróleo. Y ocurre a pesar de que la producción petrolífera siria no resulta significativa a nivel mundial -supone menos del 0,5%- por lo que una eventual interrupción no tendría efectos significativos sobre el mercado mundial del crudo. Lo que es probable es que genere una escalada de las tensiones en otros países de Oriente Medio y norte de África, que en conjunto sí aportan más de un tercio de la oferta global de petróleo, cuando Egipto, y su estratégico canal de Suez, sigue sin estabilizarse.