Vitoria. El Banco Central Europeo, a través de su presidente, Mario Draghi, ha pedido al Gobierno español que no solo acometa la reforma de la Ley de cajas, sino que vigile de cerca a estas entidades para que se cumplan las exigencias que como consecuencia del rescate financiero le fueron impuestas a España.

Según consta en el Memorando de Entendimiento (MoU), el Gobierno español ya tramita una ley que en la práctica obligará a la mayoría de las antiguas cajas de ahorros a transformarse en fundaciones bancarias, como es el caso de las tres cajas de la CAV. En ese sentido, el BCE indicó ayer que "considera adecuado para el objetivo perseguido por la reforma el periodo de un año contemplado para la transformación en fundaciones de las cajas de ahorros, que actualmente ejercen su actividad como entidades de crédito a través de una entidad bancaria".

Y es que según un dictamen firmado por Draghi la reforma que se prevé se apruebe definitivamente a finales de año "aborda varias deficiencias del gobierno de las cajas de ahorros españolas que, entre muchos otros factores, contribuyeron en cierta medida a la crisis del sector financiero español, y por tanto constituye un pilar importante del esfuerzo general de reconstruir la estabilidad financiera en España". Así, el BCE insiste en responsabilizar a las antiguas cajas de la crisis, sin entrar a diferenciar las solventes de las no tan solventes.

Es una tesis largamente repetida. Ni siquiera las negociaciones políticas han conseguido que el BCE y la Comisión Europea hayan aceptado las notables diferencias que existen entre ese grupo de entidades o que algunas, como el caso de las cajas vascas, son plenamente competitivas y saludables.

El BCE cree que, aunque la reforma propuesta va por el buen camino, según lo marcado por el MoU "hará falta tiempo" para confirmar, en particular, en qué medida es eficaz el proyecto de ley para lograr a la larga la desinversión por las fundaciones bancarias de sus participaciones de control en los bancos creados o, en el caso de las fundaciones que opten por mantener participaciones de control, en qué medida son eficaces las obligaciones reforzadas que establece el proyecto de ley para velar "por la gestión sana y prudente por las fundaciones bancarias de las entidades de crédito bajo su control. Es decir, que el BCE insiste en que las cajas transformadas en fundaciones pierdan el poder de decisión sobre sus propios bancos o, si lo mantienen, que se les vigile más estrechamente que al resto de sus competidores.

"Dada la importancia y complejidad de la reforma, el BCE considera que las autoridades correspondientes deben vigilar estrechamente su eficacia una vez empiece a aplicarse, y estar preparadas para revisar el proceso si fuese necesario", insistió ayer Mario Draghi.