Infiniti prepara el relevo de la serie G. En su lugar propondrá otra exquisita berlina, denominada Q50, que ha desveló en el Salón del Automóvil de Detroit (el pasado enero). Este candidato, que emprenderá su comercialización en el mercado norteamericano a comienzos de verano, podría llegar a Europa antes de final de año. La única pista sobre su precio la aporta el sedán G actual, que cubre una horquilla oficial entre 48.000 y 58.000 euros. El Q50 será un buen aperitivo del esperado modelo compacto, previsto para 2015, un producto concebido para acercar la marca a la órbita del gran público.
Estados Unidos es un mercado primordial para Infiniti. No es extraño, por tanto, que la división de lujo de Nissan haya elegido el NAIAS 2013, el certamen de motor más prestigioso de ese país, para dar a conocer al mundo el aspecto definitivo de su próximo modelo. El Q50 es una creación destinada a recibir el testigo de la berlina G. Por ahora la firma japonesa solo ha difundido el primer capítulo de ese proyecto, aunque cabe pensar que, al igual que su antecesor todavía a la venta, programe también variantes con formatos coupé y convertible.
Lo que más llama la atención en el debutante es su silueta estilizada, esculpida con sutiles trazos parabólicos que irradian elegancia y sugieren un marcado dinamismo. Ese recital de curvas bien puestas consigue un doble efecto. Además de conferir al conjunto un porte genuinamente deportivo aligera la estampa del vehículo, que no parece tan corpulento como certifica su talla real. Aunque lo disimule bastante, el Q50 repite la notable envergadura de su predecesor el G37. Alcanza 4,77 metros de longitud, ocupa 1,77 de ancho y eleva hasta 1,45 metros el techo. Su fluido perfil reporta, además, un brillante coeficiente aerodinámico (Cx de 0,26). Su semblante aparece caracterizado por un singular diseño de grupos ópticos con
luces LED.
El constructor oriental promete una vuelta de rosca en la calidad acorde a su condición Premium. Garantiza una ejecución esmerada, así como unas completas dotaciones técnicas, de confort y de seguridad.
Las primeras unidades de este armonioso sedán avanzarán gracias a la aportación de dos equipos propulsores, un poderoso gasolina y otro de naturaleza híbrida. El primero de ellos presenta estructura de seis cilindros anclados ángulo y obtiene 328 caballos de sus 3,7 litros. La variante mixta coordinará el esfuerzo de un propulsor gasolinaV6 de 3,5 litros (302 CV) y otro eléctrico de 67, simbiosis que genera un rendimiento conjunto de 360 caballos. Infiniti dice no descartar la incorporación en determinados mercados de opciones motrices diferentes a las elegidas para Norteamérica, posibilidad que deja la puerta abierta a unidades diésel para la clientela europea.
En principio, el Q50 va a estar disponible con propulsión y con tracción integral, siempre con transmisión automática de siete relaciones. Podrá contar asimismo con sofisticaciones técnicas habituales en la marca. Entre ellas figura un sistema de gestión de las reacciones del vehículo que permite elegir entre cuatro modos de respuesta en la dirección y la transmisión. Estará disponible también una suspensión de tacto deportivo.
El equipamiento contempla un dispositivo, denominado "i-Key", capaz de memorizar casi un centenar de ajustes particulares (audio, climatización, reglajes de asientos, volante y espejos, etc.) de hasta cuatro usuarios diferentes del coche. El Q50 embarca junto al retrovisor una cámara que vela por el mantenimiento de la trayectoria correcta; si el vehículo se sale de la misma, el sistema se encarga de corregir la dirección y reintegrarlo al carril. Otros recursos útiles son el detector de obstáculos en el ángulo muerto del retrovisor, sistema automático de frenada para prevenir colisiones, luces adaptativas, etc.