vitoria. Dos varapalos judiciales ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) y la Audiencia Nacional (AN) y prácticamente un año de tensión laboral después, Celsa Atlantic (antigua Laminaciones Arregui) ha decidido ahora que sí quiere hablar. Que el diálogo parece ser la única vía factible para restablecer la normalidad en sus dos plantas de Álava -Vitoria y Urbina-, y que la única figura capaz de encauzar tan depauperada situación parece ser que es la de un mediador, que podría llegar del Gobierno Vasco o del Preco (Procedimiento de Resolución de Conflictos Colectivos).

Huelgas, paros, despidos, amenazas y denuncias han formado parte del día a día de un conflicto que se ha convertido a estas alturas en un ejemplo en Álava de la defensa de los derechos laborales y que ahora podría cambiar de rumbo si la mediación cuaja. El comité valoró ayer en rueda de prensa el paso dado por la empresa, sin embargo considera que hasta la fecha, los precedentes no ayudan: "Siempre ha actuado de mala fe en todos los procesos negociadores", señaló su presidente, Nando Anguiano (ELA). Por esta desconfianza, la plantilla ha propuesto a la dirección abrir un proceso de conciliación previo a la mediación para comprobar que la compañía "apuesta de manera clara e inequívoca" por la solución del conflicto mediante vías que no sean los despidos. En este sentido, los trabajadores piden una solución para los tres miembros del comité y el delegado sindical de LAB despedidos, así como para los 174 trabajadores afectados por el ERE de extinción declarado nulo por el TSJPV el pasado mes de febrero pero que aún está en vía judicial, ya que la empresa recurrió en última instancia ante el Tribunal Supremo, que aún no ha fallado al respecto.

solución pactada De igual modo, antes de sentarse a hablar de manera oficial, los trabajadores también demandan un nuevo convenio colectivo -el actual se encuentra pendiente de renovación desde 2009- así como un plan de futuro para la empresa, que "es viable y nunca ha estado en peligro", advirtió Anguiano, que expuso como ejemplo un pedido reciente para producir 15.000 toneladas de acero que por falta de personal no se puedo atender. "Celsa no puede funcionar al ritmo de 2008 porque hay 174 trabajadores menos", añadió.

La plantilla actual de Arregui es de 154 trabajadores, de los que 90 son mano de obra directa. Anguiano confía en que antes del verano el Supremo resuelva el recurso de la empresa contra la nulidad del ERE de extinción, al tiempo que consideró que si se alcanza una solución pactada antes "será mejor que una imposición desde un juzgado". Respecto a los 174 trabajadores ya despedidos, sostuvo el representante que se podrían estudiar bajas incentivadas o prejubilaciones.