JOSÉ Antonio Ruiz, nacido en la localidad vizcaína de Orduña en 1965, estudió Delineación en el Instituto Politécnico Jesús Obrero y tras más de veinte años trabajando como delineante proyectista en diferentes oficinas técnicas se quedó en el paro. Como la mayoría de los desempleados, se inscribió al INEM, se apuntó a varias ofertas de trabajo e hizo "mil y un" cursos, pero no consiguió obtener ningún resultado. Sin embargo un día y gracias a sus dos hijos pequeños a los que intentaba explicar las reglas del juego en el fútbol se le ocurrió crear un juego. "Quería explicar a mis hijos, que ya comenzaban a jugar a fútbol en el colegio cómo se tenían que mover y colocar en el campo, así que empecé a dibujar para que me entendieran", comenta su ideólogo. "Además el paro siempre ayuda a agudizar el ingenio", añade.
A partir de ahí con imaginación, ilusión y mucha creatividad, las ideas comenzaron a pasar al papel. Primero con el tablero, que simula un campo de fútbol por el que se desplazan las fichas. Y poco a poco, con el resto de componentes: dados, cartas de estrategia, el libro con las reglas del juego... El objetivo, simular la dinámica real de un partido de fútbol y, por descontado, derribar al rival a base de goles.
Con todos los ingredientes del fútbol: pases elevados, cambios de juego, cañetes, faltas, penaltis, tarjetas, expulsiones, regates, contraataques, paredes, robos de balón, tiros con rosca, desmarques, fueras de juego, vaselinas, taconazos... el juego proporciona un sinfín de jugadas, estrategias y situaciones divertidas. "Cada partido es diferente porque cada niño juega de una manera. Además, no hace falta saber nada de fútbol para el entretenimiento", dice Ruiz.
Este es, por lo tanto, un juego concebido para el ocio y el entretenimiento que pretende recuperar la forma de jugar y compartir en familia que con los años tanto se ha perdido. "Actualmente sólo tienen videoconsolas que hacen que el niño se ausente de lo que le rodea durante horas. Yo lo que pretendo es que se diviertan, que desconecten de esos juegos individuales y se animen a jugar con sus hermanos o padres", comenta este emprendedor. Además, asegura que resulta útil en las áreas educativas y didácticas para estimular la inteligencia y el desarrollo de capacidades estratégicas y tácticas en la resolución de problemas.
Rápido y dinámico, diferente a otros juegos relacionados con el balompié que han llegado antes al mercado, en él pueden participar de dos a cuatro jugadores y al poder sacar tarjeta roja a uno de los jugadores, existe la novedosa posibilidad de que una ficha se tenga que salir del tablero.
Pulidas las reglas, inscrito en el registro de patentes y marcas y perfectamente empaquetado, el Futingol ya es una realidad que puede adquirirse a través de Internet (www.futingol.com) y de forma exclusiva en cuatro librerías: Ronin en Vitoria, Jocker en Bilbao, Garoa en Amurrio y Mahor en Orduña.
Ha dado a conocer su producto ya en varios festivales. "La mejor manera de probarlo es que los niños jueguen", comenta Ruiz. Aunque aún no ha obtenido los resultados deseados asegura que no se arrepiente de su creación. "Emprender es arriesgar pero creo que es más arriesgado quedarse en el paro. En los dos casos le das vueltas a la cabeza pero emprendiendo se puede llegar a algo".