Vitoria. El ambiente laboral continúa siendo convulso en Álava. Y conforme avanzan los días, existe la lamentable certeza de que esta sensación no va a cambiar. La cruda realidad de los datos referidos al paro, el crecimiento de la economía o el aumento de los expedientes de regulación se encarga de ello. La jornada de ayer fue un buen termómetro para calibrar lo que se está cociendo en el tejido empresarial alavés, especialmente en su clase trabajadora. Hubo manifestaciones, presentación de concurso de acreedores, denuncias por impagos, denuncias por amenazas, anuncios de nuevos expedientes e incluso alguna buena noticia como el regreso de los trabajadores de Celsa Atlantic (antigua Laminaciones Arregui) a sus puestos de trabajo el próximo lunes tras casi seis meses de huelga. "Lo hacemos como gesto unilateral de distensión, pero con la intención de seguir con el conflicto adelante", anunció ayer por escrito su comité de empresa. El objetivo del replanteamiento en su estrategia, continuó la nota, pretende hacer más factible la consecución de los objetivos. Para escenificar esta postura de "fuerza" conseguida, los trabajadores realizarán el mismo lunes a primera hora una marcha desde la Plaza Bilbao hasta la fábrica en el polígono de Betoño.
Peor escenario se presenta para los trabajadores de Construcciones Mendigorri, firma especializada en la obra pública de abastecimientos de agua, depósitos, redes de saneamiento y depuradoras de aguas residuales, entre otros, que ayer presentó concurso de acreedores; o para los de la empresa Arriko, del mismo sector y con sede en el polígono de Asparrena, en Araia, y a los que se les adeuda las tres últimas nóminas. La plantilla se concentrará mañana frente a la fábrica a la espera de lograr una contestación por parte de sus accionistas.
recaída de los pedidos También Mercedes tocó arrebato. Una nueva recaída en la cartera de pedidos obligó a su directiva a replantear nuevos objetivos para lo que resta de ejercicio. Si el año comenzó con una previsión de 90.000 unidades, la contracción de la economía europea se ha encargado de dilapidar poco a poco esta estimación hasta dejarla, a día de ayer, en las 75.900 furgonetas, un guarismo que no es definitivo, ya que no se descarta que tenga que volver a ser revisado. En consecuencia, ayer quedaron fijados los días de ERE para noviembre (serán el 22, 23 y 26), que suman ya 13 de los 15 fijados en julio, por lo que es seguro que la dirección y el comité volverán a negociar un nuevo ERE para el periodo diciembre-marzo. Las conversaciones comenzarán el próximo 5 de noviembre, según pudo saber este periódico.
Al mismo tiempo, el clamor popular de seis compañías vascas afectadas también por expedientes de regulación o despidos se dejó notar por el centro de la capital alavesa. En una convocatoria cojunta, exigieron a la clase política que se comprometa a no aplicar la reforma laboral impuesta por el Gobierno del PP, que está dejando a cientos de empleados en la "indefensión más absoluta". Sindicatos y trabajadores de empresas como Laminaciones Arregui, Alestis, Holtza, Corrugados Azpeitia, Formica y Cementos Lemoa, entre otras, protagonizaron una concentración junto a la sede del Parlamento, que concluyeron después frente a la sede de la patronal alavesa SEA, donde un portavoz leyó un comunicado muy crítico contra los directivos por "aprovecharse" de la reforma para despedir, precarizar los salarios o eliminar la negociación colectiva. Los manifestantes recordaron que desde que Rajoy inició la reforma, el retroceso en los derechos laborales "ha sido una constante". Los diferentes sectores que componen la economía vasca, añadieron, "están sufriendo de modo continuo" la aplicación de políticas neoliberales ante el "asombro, pero no resignación", del conjunto de la ciudadanía. "La carta en blanco que supone para los empresarios esta reforma se está traduciendo en la aplicación indiscriminada de ERE, en el despido de cientos de trabajadores y en el bloqueo de los convenios", recordaron.