Vitoria. A media tarde de ayer, comité y dirección de Celsa Atlántic, la antigua Laminaciones Arregui, continuaban en Gasteiz la reunión convocada a petición de la compañía y con la que ambas partes intentan retomar los contactos y darse lo que se dibuja como una última oportunidad para salvar la situación del ERE de extinción que pesa sobre las dos plantas del grupo catalán en Álava.

El encuentro llega después de más de dos meses de duro conflicto laboral que ya se ha cobrado 91 despidos, con la negativa de la dirección a reunirse de hace una semana y tras la publicación del informe de Inspección de Trabajo que, pese no ser vinculante tras la última reforma laboral, declaraba poco convincentes los argumentos esgrimidos por la empresa para justificar el expediente de extinción de los más de 350 trabajadores que Celsa tiene en territorio alavés. Además, a finales de la semana pasada se producía la ruptura de los delegados de UGT en el comité con el sindicato en Euskadi, después de que la central emitiera el jueves un comunicado en el que anunciaba que sus representantes en la empresa se iban a desvincular de la huelga para favorecer la negociación.

Fuentes sindicales manifestaron antes de la reunión su satisfacción por el cambio de postura de la empresa, confiando en que se tradujera en una voluntad de negociación, en la que el comité sitúa como una de las prioridades el futuro de los 91 trabajadores que ya han sido despedidos.