Madrid. El Estado será el principal accionista de Bankia en cuanto nacionalice su sociedad matriz, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), tal y como le pedirá el nuevo presidente del grupo, José Ignacio Goirigolzarri. Según fuentes próximas al consejo de administración de BFA, en el que Goirigolzarri tomó ayer las riendas de manos de Rodrigo Rato, una de sus primeras propuestas se traducirá en la nacionalización de la matriz del grupo. La fórmula es reclamar al Estado que convierta en acciones el préstamo de 4.465 millones de euros que pidió la entidad al FROB en 2010.
La operación
Acciones por deuda, pero Bankia es privada
Esta operación, que se llevará a cabo con el apoyo del PP y del PSOE, supondrá directamente la nacionalización de BFA y previsiblemente que las siete cajas que la crearon (Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja) vean esfumarse su participación, puesto que con el canje de acciones el Estado obtendrá el 100% de la cabecera del grupo. Y cuando la nacionalización de BFA se materialice, el Estado pasará a tener más del 45% de Bankia, el área del negocio financiero, lo que le permitirá tener el control total de la entidad, al ser de sobra el accionista mayoritario. Eso sí, la operación no implica la nacionalización de Bankia que, según los planes de Goirigolzarri, seguirá siendo una empresa privada.
Como además de accionista de Bankia, BFA lo es de otras compañías, como Iberdrola, Mapfre, NH Hoteles o Indra, el Estado pasará a tener también participaciones en todas estas compañías que, no obstante, seguirán sujetas al derecho privado y no a los principios que rigen el sector público. Bankia cuenta con más de 10 millones de clientes y unos 400.000 accionistas, que han visto cómo en los últimos tres días el valor de la entidad en Bolsa ha caído casi un 13%. En cifras redondas Bankia (por ser la parte de BFA que cotiza en bolsa) ha perdido 648 millones de euros de valor en apenas cuatro días después de desplomarse, de nuevo, un 5,84% en la sesión de ayer. Esta caída es la que explica porqué el Estado se hará cargo del 100% de BFA (como matriz de Bankia) ya que la capitalización bursátil de la entidad ha pasado de los 4.895 millones de euros del pasado viernes 4 de mayo, hasta los 4.247 millones de euros al cierre de ayer. Teniendo en cuenta que BFA debe al FROB 4.465 millones de euros, la nacionalización es un hecho.
El problema
Se trata de un 'banco malo'
El problema es que es la matriz de Bankia (y no Bankia), la que tiene los problemas financieros por los que el Ejecutivo tendrá que responder. Según desvelaba ayer El Mundo, la auditora tradicional de Bankia, Deloitte, ha detectado que las cuentas de 2011 en la matriz del grupo están infladas. Esta información confirma a su vez otra publicada por El País que apuntaba a que la sobrevaloración es de 3.500 millones de euros.
Así las cosas, al hacerse cargo de BFA, el Estado también tendrá que responder por este agujero financiero que ha sido, según los analistas, la verdadera razón de la intervención. Y es que la entidad, con casi 32.000 millones en activos tóxicos, no tenía ni capacidad ni credibilidad para recaudar entre inversores privados, la cantidad inflada.
Si a esos 3.500 millones de desfase en las cuentas de BFA de 2011, se les unen los 4.465 millones del préstamo que ya no se devolverá al Estado, el coste real para las arcas públicas de esta operación de nacionalización se acerca a los 8.000 millones de euros. A esta cifra habría que añadir, además, la obligación de pagar los intereses por la deuda subordinada de las distintas cajas o sus emisiones preferentes, lo que elevaría la cifra final de inversión hasta los 10.000 millones de euros.
Pero lo peor de todo es que BFA se quedó con todos los activos tóxicos de las siete cajas que la fundaron, como el suelo adjudicado y la financiación de suelos en situación dudosa y subestándar. En total, y según las cifras publicadas en las cuentas de 2011, BFA cuenta con un volumen bruto total de activos inmobiliarios problemáticos de 31.798 millones de euros. Esos activos, gracias a la nacionalización, dejarán de ser un problema de Bankia para convertirse en un problema del Estado. Es decir, de facto, la operación supone la creación del mayor banco malo del país.
La pregunta
¿Invertir o desinvertir?
Llegados a este punto la pregunta que se impone es cómo se financiará todo este embrollo. En teoría hay dos vías. En primer lugar la inversión directa por parte del Estado, cuestión muy difícil de llevar a cabo en un contexto de recortes draconianos. No obstante, El Ejecutivo, a través del FROB, podría desembolsar algo de dinero. La otra opción es la venta total o parcial de los activos de los que BFA es titular (desinversión). Y es que, además del 45% de Bankia, el Banco Financiero y de Ahorros es el responsable directo de un potente paquete empresarial: el 7,86% de Concesiones Aeroportuarias; el 9,63% de Deoleo; el 10,38% de Desarrollos de Palma; el 7,34% de Ejido Desarrollos Urbanos; el 10,17% de Grupo Inmobiliario Ferrocarril; el 8,47% de Haciendas Marqués de la Concordia (8,47%) o el 10,48% de Sociedad de Valores y Bolsa. Pero, sin duda, sus valores estrella son NH Hoteles (9,22% del capital), Mapfre (15%) e Iberdrola (5,27%). En el caso de Bankia, esta entidad concentra el negocio puramente financiero de las siete cajas.