Vitoria. Si la supervivencia empresarial pasa por conquistar países y economías emergentes, en el caso de Argelia, uno de los referentes africanos, hay muchas firmas vascas, fundamentalmente pymes, que todavía no se han dado por aludidas. A pesar de ser una economía emergente, en constante crecimiento -desde hace cuatro años registra tasas de crecimiento cercanas al 5%-, geoestratégicamente influyente y con un programa de inversión pública de 150.000 millones de euros hasta 2014, sus oportunidades continúan cayendo hoy en saco roto para Euskadi.
Lo dejó meridianamente claro su embajador en España, Mohamed Haneche, que ayer participó en Vitoria en una jornada organizada por la Cámara de Comercio de Álava para vender precisamente las bondades de una de las economías más prósperas del continente africano. "Las pymes vascas no hacen mucho por esta aquí (Argelia), les falta la agresividad que sí tienen, por ejemplo, empresarios de Italia, Francia, Alemania, Marruecos o Portugal", señaló el embajador.
A su juicio, en el mercado argelino está todo por explotar. Sectores como el del ferrocarril, la construcción e infraestructuras, las plantas desalinizadoras de agua o toda la industria vinculada a las energías renovables son "oportunidades de oro" para Euskadi, añadió Haneche, que se felicitó por la próxima misión comercial que las empresas vascas llevarán a cabo en este país del 3 al 7 de junio. "Ojalá podamos devolverles la visita y sellar algún tipo de colaboración institucional", espetó al presidente de la Cámara.
Estabilidad política Tras un breve repaso a la situación política del país, incluida la primavera árabe, el representante argelino trasladó un mensaje de tranquilidad asegurando que la situación del país es en estos momentos "estable y prometedora" a pesar de que el proceso de reforma política, fiscal y económica iniciado hace ya años "continúa siendo muy lento pero muy seguro", añadió. En cualquier caso, con todo un país por hacer y sin excesivas trabas burocráticas para abrazarlo, Argelia -es el primer destino de las exportaciones vascas en África, con un volumen de ventas que alcanzó en 2011 los 188 millones de euros- sólo exige una cosa a las empresas: ofrecer una "capacidad tecnológica" para generar un caldo de cultivo empresarial que con el paso del tiempo permita al país desarrollar su propio tejido empresarial.