Vitoria. El nuevo reto de Joseba Grajales se resume en 12 folios. Justo los que conforman un sencillo documento de intenciones donde el empresario alavés desvela las líneas maestras de su último reto, un grupo industrial made in Euskadi que pretende impulsar desde el País Vasco nuevas tecnologías de aprovechamiento energético basadas en el gas, diseño y fabricación de motores policombustibles para generación eléctrica, nuevos sistemas de licuefacción, así como un centro tecnológico vinculado a esta fuente de energía. Ser capaces, en definitiva, de "cerrar el círculo completo de la cadena del gas", sostiene su fundador. En este escenario de incertidumbre, desempleo y crisis financiera nace Fénix Group Development (FGD), probablemente una de las apuestas empresariales más ambiciosas que se han desarrollado en Álava en los últimos años.
Según Grajales, la apuesta será notable. Se invertirán 120 millones hasta 2015 y se espera registrar en este periodo una facturación mínima de 300 millones de euros. Además, en términos de empleo, la estimación pasa por crear en Euskadi cerca de 6.000 empleos, una esperanzadora noticia para un contexto laboral dramático. Según los últimos datos que el pasado viernes ofreció el Ministerio de Trabajo, el número de parados vascos se eleva ya en la comunidad hasta casi las 160.000 personas. En este contexto, Grajales sostiene que el "nuevo amanecer energético" ofrecerá muchas posibilidades para el País vasco. En su primera etapa, por ejemplo, el exprediente de Guascor confía en generar mil puestos de trabajo directos. El 60% repercutirá en la CAV y el resto se crearán en el extranjero, mayoritariamente en Estados Unidos, donde se concentra la mayor actividad gasista. En relación a los indirectos, la cifra alcanzará los 7.000 empleos, de los que en este caso el 80% tratarán de aliviar el desempleo vasco.
El desarrollo de este "megaproyecto", del que la Diputación alavesa ya tiene conocimiento -no así el Gobierno Vasco, con el que Grajales mantiene un enfrentamiento más o menos público desde que en mayo de 2010 criticara la política energética emprendida por su consejero, Bernabé Unda-, conllevará asimismo la implantación en Euskadi de al menos tres plantas dedicadas a desarrollar y fabricar material relacionado con el sector, además de un centro de ingeniería que impulsaría bienes de equipo.
Joan Azua, vicepresidente Fiel al estilo que le ha permitido cosechar numerosos éxitos en sus casi cuarenta años de carrera, Grajales ha vuelto a rodearse esta vez de gente de confianza para el lanzamiento de Fénix. En concreto, el que fuera vicelehendakari y consejero de Industria bajo el gobierno de José Antonio Ardanza, Jon Azua, ocupará la vicepresidencia del grupo, mientras que Martín Paituvi, el padre de los motores de Guascor y activo tecnólogo en compañías como Gamesa o ITP, regresará con Grajales tras una larga estancia en los Estados Unidos. En su caso, para hacerse cargo de la dirección de Tecnología de FGD. Entre estas tres cabezas, sobre todo entre las dos primeras, se ha forjado este estratégico y ambicioso proyecto que, entre otras razones, ve la luz gracias a los 500 millones de euros que la multinacional norteamericana Dresser-Rand pagó a Guascor en marzo del pasado año por el 100% de sus acciones y toda su deuda viva. "Podíamos habernos dedicado a vivir la vida en Mabella con lo obtenido por la venta, pero entendimos que debíamos asumir más compromiso social. Por eso apostamos por un proyecto que generase riqueza y empleo en Euskadi", sostiene un irónico Grajales desde la sede del grupo en la localidad de Arkaute.
Esta suerte de mantra social que siempre le ha acompañado en todas sus inversiones cuenta esta vez con las dosis justas de riesgo. Reconocen sus impulsores que no se trata de ningún proyecto novedoso sino de sacarle valor a lo conocido. "Igual con 25 años lo podía haber hecho, pero con 59 ya no estoy para historias. Haremos lo que sabemos hacer", sostiene el industrial alavés. Y ese saber hacer es el que llevan poniendo en práctica desde agosto del pasado año, cuando identificaron con mayor profusión lo que Grajales denomina "el universo del gas", una fuente de energía que bien conoce del pasado, cuando inició las primeras exploraciones con los motores de combustión. "Sabemos cómo respira y las expectativas de esta nueva industria, así que nos puede ir bien en la próxima revolución energética", vaticina. En Estados Unidos, sin ir más lejos, existe el convencimiento de que el gas será la fuente de energía de referencia de los próximos cincuenta años. Por eso Grajales pasa largas temporadas allí -entre otras cosas porque continúa siendo miembro del consejo de Dresser-Rand- y por eso allí ha cimentado los pilares de Fénix.
compra de empresas en eeuu Hasta la fecha ha adquirido varias compañías locales, otras tantas licencias de explotación y varios acuerdos con universidades para desarrollar su estrategia global, centrada en tres divisiones. La primera será la que aglutine a todo el proceso de la extracción del gas, que normalmente se produce a varios kilómetros de profundidad. Fénix se ha hecho con el 100% de la firma perforadora Cross Rock Driling con la idea de levantar en Euskadi una planta similar no para repetir modelos, sino para ver qué es optimizable y qué bienes de equipo asociados al sector se pruden producir. Sin pasar por alto, añade este grupo industrial, la distribución del gas a través de la producción de instalaciones modulares móviles para gas no convencional. En ambas factorías suministrarán las piezas resultantes a Estados Unidos y Latinoamérica en una primera fase, a las antiguas repúblicas rusas (Ucrania, Polonia, Rumanía...) en una etapa posterior, y, finalmente, a Africa. En este sentido, Azua ve una oportunidad de negocio especialmente en países en desarrollo donde todavía existen cerca de 2.000 millones de personas sin acceso a la electricidad.
La división para la extracción del gas cuenta también a fecha de hoy con un núcleo de expertos en petróleo y gas que identificará los posibles yacimientos y desarrollará planes a la carta. Este área concluirá con el gas esquisto en boca.
gas limpio A partir de ahí, y en la idea de completar la cadena gasista, el plan estratégico de Fénix impulsará otra segunda división para limpiar el gas en superficie, un proceso conocido como licuefacción. El objetivo en esta ocasión pasa por construir pequeñas instalaciones modulares y portátiles que garanticen la presencia de esta fuente de energía pura aún en los lugares más insospechados. En estos momentos, según Grajales, sólo existen tres fabricantes en el mundo capaces de desarrollar esta tecnología, de ahí que la oportunidad de negocio sea "clara". Esta actividad está ya en fase de ingeniería y rediseño de plantas, y la previsión pasa por producir al menos cuatro instalaciones móviles que se enviarán donde fuera necesario.
El último eslabón de la cadena podría denominarse Aplicaciones, y englobaría a los diferentes usos que FGD podría conferir al gas. Según su plan, el abanico abarcaría desde la venta comercial hasta la generación de energía, pasando por su utilización para desarrollar un revolucionario kit de apoyo para que los camiones de gran tonelaje en Estados Unidos pudiesen disponer de un motor simultáneo de diesel y gas. El primer prototipo estará listo a finales de este año.
Fábrica de motores En esta línea también desarrollará FGD motores de potencia mediana, polivalentes y orientados hacia el sector del petróleo. En estos momentos una decena de ingenieros está desarrollando el primero en Álava con la idea de terminarlo en dos años. Al tiempo se irán construyendo seis plantas por todo el mundo para su fabricación, estableciéndose el centro nodriza en el País Vasco.