LISBOA. La Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional aprobaron ayer los resultados de los tres primeros meses del préstamo a Portugal, aunque avisaron de la necesidad de que el sector bancario del país aumente su capital y reduzca los efectos del endeudamiento financiero. La evaluación de la troika coincidió con la anticipación del Gobierno conservador de Portugal de varias medidas de ajuste para compensar el desvío del 1,1% del PIB verificado en los primeros seis meses -cinco de los cuales fueron bajo un Ejecutivo socialista-. Con esta aprobación, Portugal cumple con los requisitos para recibir los próximos meses parte de los 78.000 millones del préstamo concedido para los próximos tres años.
En una rueda de prensa, los representantes de la CE, el BCE y el FMI constataron que superar la dificultad de la banca lusa para acceder a los mercados es clave para la recuperación económica del país.
Los representantes de la troika reconocieron que la crisis de la deuda -que penalizó a Portugal especialmente- dificultó el acceso de la banca lusa a los mercados. A pesar de haber superado en julio las pruebas de solvencia europeas, las instituciones financieras lusas redujeron drásticamente sus beneficios y registraron significativas pérdidas bursátiles por el encarecimiento del crédito derivado de los elevados intereses que paga el Estado.
En su intervención, comentaron que el éxito del programa dependerá de la abertura de la economía portuguesa y destacaron la necesidad de crear nuevas empresas "dinámicas" que creen empleo y aumenten la competitividad.
Abogaron también por un mayor control en el gasto público, especialmente en el sector empresarial del Estado y en regiones autónomas como el archipiélago de Madeira.
La troika certificó también el desvío en las cuentas públicas del 1,1% del PIB portugués, confirmado por el Gobierno y que se corregirá.