Cada 30 segundos se produce una amputación en el mundo por culpa de la diebates. En España, la prevalencia de esta enfermedad es elevada -afecta a casi el 8% de la población-, y se estima que entre el 40%-50% de los diabéticos padecerán una úlcera en la extremidad en algún momento de su vida en el mejor de los casos. En el peor, perderán la vida. Bajo este feroz diagnóstico se encuadra el nacimiento en 2006 de Praxis, un holding empresarial impulsado por el industrial alavés Joseba Grajales (fundador, entre otras, de compañías como Gamesa y Guascor y que ostenta el 87% del accionariado) y un equipo de profesionales de diferentes especialidades en el área de las Ciencias de la Salud que estos días ultiman la puesta a punto de su flamante centro de I+D+i en el Parque Tecnológico de Álava, cuya inversión estimada alcanzará al final del proyecto unos 40 millones de euros. De su gestión diaria se encargará Javier Julián, uno de los hombres de confianza de Grajales.

El objetivo de este laboratorio es desarrollar, fabricar y comercializar productos farmacéuticos especializados en el tratamiento de indicaciones huérfanas y de baja incidencia, así como proporcionar asistencia médica a través de su red de clínicas especializadas en patologías específicas, como es el tratamiento multidisciplinar del dolor. En la actualidad cuenta con seis centros en Colombia (Bogotá y Medellín), Venezuela (Caracas y Maracaibo), Brasil (Sao Paulo) y Bilbao, y el objetivo es aperturar más de 70 clínicas especializadas para pacientes con heridas complejas.

En la actualidad, esta compañía cuenta con más de 90 empleados especializados y estructura su negocio en cuatro divisiones. Praxis Institute desarrolla medicamentos; Praxis Manufacture los fabrica; Praxis Pharmaceutical hace las veces de comercializadora; y Praxis Clinic se dedica a ofertar a los pacientes "los mejores cuidados", según recoge su press book.

eusebio gainza Desde uno de sus asépticos laboratorios en Miñano, Julián resume el leit motiv de Praxis restándole jerga científica y hablando de un proyecto empresarial "referente en Euskadi" para curar "enfermedades raras"; de un nicho de mercado reducido donde es posible desarrollar negocio a la sombra de las grandes multinacionales. El catálogo de fármacos de este laboratorio alavés se ciñe de momento a tres campos de acción, la úlcera del pie diabético, la oncología -especialmente el cáncer de riñón- y la neumología, con un seguimiento incipiente de la fibrosis quística. En una línea de enfermedades vinculadas a la pobreza, el laboratorio alavés también participa en un proyecto integral de lucha contra el chagas (una enfermedad que se transmite por medio de insectos y es común en Centro y Suramérica). Para dar recorrido científico a esta nueva iniciativa, el equipo de Grajales ha colocado al frente de la sede del Parque Tecnológico a Eusebio Gaínza, un viejo conocido en el campo de la investigación en Álava, ya que durante años dirigió la Fundación Leia, situada precisamente a pocos metros de Praxis Institute. Será su juicio quien determine y guíe el equipo médico que desde hace meses está ya instalado en la sede.

Piedra angular del negocio Las amputaciones de extremidades inferiores por culpa de la diabetes representan en estos momentos la piedra angular de la estrategia del laboratorio. En sintonía con el Centro de Ingeniería de La Habana (CIH), una referencia internacional en el campo de la medicina moderna, la firma alavesa ha alcanzado un acuerdo con el Gobierno cubano para distribuir y fabricar en exclusiva los medicamentos de esta institución, entre ellos el rhEGF, el factor de crecimiento epidérmico que en tres meses de tratamiento acelerara el proceso de cicatrización de las úlceras de pie diabético. Según Julián, "en la actualidad no existe ningún tratamiento médico aprobado para el tratamiento de las úlceras de estas características más que el de Cuba", por eso "jugamos con cierta ventaja", añade el consejero delegado. Está comprobado que el fármaco en cuestión resulta eficaz en las personas -se viene probando en la isla caribeña desde 2008- por eso el horizonte empresarial resulta tan ambicioso. La licencia que el laboratorio alavés ha sellado con la CIH alcanza a Europa, Turquía y algunos países de Latinoamérica, además de la propia Cuba. "Las limitaciones físicas de La Habana para fabricar y vender a escala internacional sus medicamentos han provocado que el entendimiento fuera fácil", reconoce Julián.

Aunque estos fármacos ya se comercializan en la zona caribeña, en Europa aún tienen que recibir el visto bueno de agencias reguladoras en el campo sanitario como la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) o la FDA (Food and Drug Administration), entre otras. Si todo transcurre según lo previsto, los responsables del laboratorio alavés calculan que para mediados de 2013 podrían recibir los permisos sanitarios y un año después iniciar la comercialización en Europa.

inversión millonaria Pero, ¿y hasta entonces? ¿De dónde va a obtener la rentabilidad la compañía para hacer frente a los pagos si no factura un solo medicamento? Julián responde a esta cuestión señalando directamente a una de sus divisiones más rentables, Praxis Pharmaceutical, dedicada a comercializar fármacos propios y de terceros. Por esta última vía, que comenzó a facturar en 2007, la compañía ha alcanzado acuerdos con laboratorios de "primer nivel" del Reino Unido, Italia, Australia y Estados Unidos para vender sus fármacos, de momento, en España, Portugal y Francia. El primer ejercicio (2007) se saldó con unas ventas de un millón de euros mientras que el pasado año el negocio alcanzó los 18 millones. "Esta línea de negocio y la apuesta personal de Joseba Grajales y el resto de socios, que ya han invertido 22 millones en los últimos tres años, es lo que nos está permitiendo soportar la falta de ingresos hasta que obtengamos los permisos sanitarios para vender nuestros propios medicamentos", insiste Julián. En 2020, el laboratorio prevé que la facturación supere los 500 millones de euros.

Hasta entonces, el objetivo de Praxis será invertir hasta 50 millones en el desarrollo de fármacos-nicho vinculados a la diabetes, la oncología y el sistema respiratorio. "O innovas o te mueres, pero ojo, la innovación también tiene sus riesgos", concluye el consejero.