vitoria. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, aprovechó ayer las reuniones que mantuvo con el presidente del Consejo de Europa, Herman Van Rompuy y la ministra de Economía, Elena Salgado, para exigir a todos los países de la Unión Europea, especialmente a "los más poderosos", -sin citar nombres concretos pero en clara alusión a la Alemania que lidera Angela Merkel-, a que asuman su responsabilidad para frenar a los especuladores financieros tras el agravamiento de las tensiones en los mercados internacionales con los ataques a la deuda pública de España e Italia.
Zapatero, más relajado desde que ha comunicado que deja el futuro del Partido Socialista en manos de Alfredo Pérez Rubalcaba, señaló que la solución a la problemática financiera de la UE, que está poniendo contra las acuerdas a la moneda única, el euro, sólo será posible con "una respuesta europea firme, articulada, clara y rápida".
El presidente del Gobierno español insistió en que el verdadero problema es la sostenibilidad de la deuda griega y la apertura del debate de la participación privada, o sea de los bancos acreedores mayormente alemanes y franceses, en el rescate financiero de Grecia, participación que para las agencias de rating estadounidenses sería casi un default o suspensión de pagos encubierta. "No se abrió bien ese debate y no se ha cerrado", añadió Zapatero.
Desde el Gobierno socialista insisten en que España, como otros países europeos, ha tomado ya las medidas necesarias para reducir el déficit público y acometer reformas estructurales y ese esfuerzo debe servir "para algo". De hecho ayer el líder del PP, Mariano Rajoy, destacó que España es un país solvente y con potencial suficiente para salir de la actual situación.
Estas mismas tesis fueron avaladas por Van Rompuy que dejó claro en su visita a Madrid que la situación de España es muy distinta a la de Grecia y no dudó en respaldar los ajustes puestos en marcha, medidas, reconoció, que pueden ser "impopulares" pero que son necesarias y de "un paquete muy creíble" para lograr la recuperación. El responsable del Consejo de Europa instó en su discurso a los líderes europeos a "ponerse por encima de sus agendas nacionales" y a ratificar su compromiso de que harán "todo lo que haga falta con el fin de salvaguardar la estabilidad financiera de la eurozona" porque, aunque no lo expresen, existe riesgo de contagio de la situación griega a países como Italia, España y Bélgica, estado este último, que sigue sin gobiernos estables y con unos niveles de deuda pública del 100% del PIB, mucho más altos que los de, por ejemplo, España.