LAS cifras del paro no dan respiro. Es más, la tasa de desempleo registrada por la Encuesta de Población Activa (EPA) a cierre de 2010 es la más alta desde el segundo trimestre de 1997. Un índice de paro del 20,33% que deja el número de desempleados en 4.696.600, con 138.600 empleos destruidos entre octubre y diciembre. El número absoluto de parados en este momento en el Estado está en los más altos de la democracia. En ese desolador panorama, Euskadi da una de cal y otra de arena. La CAV tiene la tasa de paro más baja del Estado (10,89%) y en el cómputo global de 2010 el número de desempleados bajó en 8.300 personas; pero, al mismo tiempo, en el último trimestre del año, la EPA registra 10.600 personas más sin empleo. El índice, por cierto, confirma el dato ofrecido a comienzos de semana por el Eustat en el PRA, cuyo escenario de destrucción de empleo cogió por sorpresa al Gobierno Vasco.
La escalada sin freno del desempleo que denotan todas las estadísticas la admite el propio Ejecutivo, que ayer reconocía que el dato "obviamente no es bueno". Y es que el índice de desempleo todavía no ha alcanzado el techo histórico del 24,55% del primer trimestre de 1994, pero en términos absolutos y aunque las series del Instituto Nacional de Estadística han ido modificando su metodología, los 4.696.600 millones de parados con los que el Estado cerró 2010 podrían ser la cifra más alta de la democracia. Pese a todo, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, insistía ayer en mantener el optimismo. "Estamos en el punto final de la crisis", dijo, por lo que "el Gobierno mantiene su previsión de que comenzará a recuperarse el empleo en la segunda mitad de 2011".
Así que 2010 será para la historia el año del 20% de desempleo, uno de cada cinco españoles no tienen trabajo. Tras encadenar dos trimestres con pequeños atisbos de creación de puestos de trabajo, el último trimestre de 2010 ha devuelto al mercado de trabajo a la senda del pesimismo. La EPA certificó 138.600 personas ocupadas menos en los tres últimos meses del año, de las que 121.900 pasaron a engrosar las listas del paro. El principal afectado por la destrucción de empleo fue el sector servicios, afectado por el clásico efecto del cese de los contratos temporales en turismo. Pero también se cebó en la construcción, perdiendo el doble de puestos de trabajo que en el mismo periodo de 2009 por el fin de los programas públicos de inversión en obras municipales.