bruselas. La Comisión Europea, como estaba previsto, mejoró ayer su estimación económica para España en 2010, donde prevé una disminución del PIB del 0,3% (similar a la anunciada por el Ministerio de Economía), frente a la caída del 0,4% de la que hablaba en su anterior previsión. Eso sí, el Ejecutivo comunitario enmendó la plana al Gobierno de Zapatero rectificando sus previsiones y anunciando, en contra de lo mantenido por Moncloa, que la economía hispana caerá en el tercer trimestre un 0,1% cuando el Gobierno español dijo que no habría más trimestres negativos este año.
Bruselas espera que el PIB español se reduzca un 0,1% (frente a la caída del 0,2% que había previsto en primavera), para volver a recuperarse en el último cuarto del año, con una expansión del 0,1% (en primavera auguró un 0,2%). La caída del consumo por la subida del IVA sería la razón que explicaría estos movimientos.
Respecto al resto de la Unión Europea (UE), el Ejecutivo comunitario incrementó sus previsiones de crecimiento económico para la zona euro y el conjunto de la UE, hasta el 1,7% y el 1,8% respectivamente en 2010 (frente al 0,9% y el 1% calculados la pasada primavera). Bruselas argumentó esta "notable revisión al alza" en "el crecimiento particularmente fuerte vivido en el segundo trimestre del año", especialmente pronunciado en Alemania, "alimentado por una demanda interior que no estaba prevista". Todo esto permite al comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, asegurar que "la economía europea está claramente en la vía de la recuperación, de una manera más consolidada que lo previsto en primavera" y que "la recuperación de la demanda interior es un buen augurio para el mercado del empleo".
Sin embargó Rehn alertó de una serie de riesgos que continúan amenazando la recuperación, como una demanda exterior menor de la esperada, nuevas tensiones sobre los mercados financieros y el efecto sobre el crecimiento de los programas de saneamiento fiscal emprendidos por los países. En este sentido, Rehn aseguró que la salvaguarda de la estabilidad financiera y los programas de saneamiento de las finanzas públicas deben seguir siendo las prioridades de los Veintisiete socios de la UE.