Las nuevas generaciones llegan cada vez con más fuerza en el ámbito tecnológico. Al estar acostumbrados prácticamente desde que nacen al uso de dispositivos electrónicos, no es de extrañar que con los años su uso vaya aumentando. Esto hace que, por ejemplo, a cierta edad, ya no les apetezca ir de compras a las tiendas y prefieran hacerlo online. Por esta razón, muchos padres se decantan por dar a sus hijos tarjetas bancarias antes de que cumplan la mayoría de edad para así poder comprar online sin tener la necesidad de estar encima todo el rato.

Pero esta no es la principal razón. Los viajes con el instituto al extranjero o realizar intercambios durante 1 o varios trimestres fuera del país de nacimiento son cada vez más populares y, al ser necesario hacer compras, ya sea de comida, ropa u otras necesidades, es mucho más efectivo que tus hijos lleven una tarjeta de crédito en vez de dinero en efectivo.

Estas tarjetas son una buena solución para no llevar dinero en efectivo. Select focus credit card in hand of Young handsome man in mask, He holding paper bag and show credit card on stair of shopping mall, New normal lifestyle and shopping concept, copy space

Darle a tu hijo una tarjeta bancaria es un gran paso ya que supone un riesgo y hay que estar muy seguro de que va a hacer un buen uso de ella. A parte de ser una señal de confianza, significa dar un poco de independencia a tus hijos que, aunque al principio no estés muy convencido, a largo plazo lo agradecerás.

Pero no os alarméis, estas tarjetas ofrecen características especiales adaptadas a la edad. La principal y más importante es que los padres o tutores podrán controlar la cantidad de dinero de la que disponen los jóvenes, entre otras. Es por eso que aquí te vamos a explicar cuáles son las características y los distintos tipos que existen de estas tarjetas bancarias.

Tarjetas bancarias para menores

Estas tarjetas funcionan siempre bajo la supervisión y el permiso de los padres o tu tutores.

Estas tarjetas están creadas específicamente para los más jóvenes de la familia, siendo la edad mínima en algunos bancos los 12 años. Una herramienta muy útil para darles un poco de autonomía pero conectada en todo momento a una cuenta supervisada por los padres o tutores permitiéndoles tener el control y un seguimiento constante de las transacciones realizadas por los niños. Aunque sus características sean similares a las de una tarjeta tradicional, como ya hemos dicho antes, este tipo está adaptada a las necesidades y restricciones de su edad.

En vez de optar por una tarjeta de crédito, en estos casos es mejor una tarjeta de prepago, para que los padres ingresen el dinero exacto que ellos quieran en la tarjeta, o una tarjeta de débito, para que puedan pagarse sus compras y retirar dinero en efectivo del cajero, nunca por debajo del saldo que hay en la cuenta. Todo esto siempre con la supervisión y el permiso de sus padres.

Ahora también existen tarjetas que combinan dos beneficios importantes denominadas carné joven. Por un lado, funciona como una de las dos tarjetas mencionadas anteriormente según la que se haya elegido y, por otro, facilita el acceso a los descuentos y ventajas en toda Europa disponibles por el solo hecho de tener entre 14 y 30 años.

Recomendaciones de uso

hay que guardar muy bien estas tarjetas para no perderlas.

A pesar de todas sus ventajas, estas tarjetas bancarias siempre siembran un poco de incertidumbre para los padres. Por eso es importante tener en cuenta una serie de consejos para usarla con responsabilidad.

Para empezar, la tarjeta siempre debe estar bajo control. Los menores no deben perderla nunca de vista y guardarla bien para evitar que nadie se la quite o se pierda. Si esto ocurre, es muy importante que avisen de inmediato para que se pueda bloquear temporalmente o anularla cuanto antes. Como es lógico, el número de tarjeta es privado y no se debe compartir con nadie. También hay que tener mucho cuidado con los pagos online para evitar fraudes y, sobre todo y a modo de resumen, hay que usar el sentido común calculando y controlando los gastos para administrar correctamente el dinero del que se dispone y evitar sorpresas desagradables.