vitoria - A sus 62 años probablemente haya coronado más de 7.000 cimas del territorio. Tantas que ya ha perdido la cuenta.

En los últimos 20 años ha realizado más de 5.000 ascensiones, muchas de ellas en Álava. ¿Le falta algún rincón por descubrir?

-Muchísimos todavía. Es increíble la naturaleza que tenemos aquí y cada día que salgo al monte descubro algo nuevo. Hay veces que me tengo que dar la vuelta porque he llegada a sitios sin salida. Y es que por mucho que creas que conoces siempre hay sorpresas y cosas por descubrir.

¿Ha calculado la de kilómetros que ha hecho por el monte?

-¡¡Buff!! Ni idea. Digamos que muchísimos. Ahora hago menos porque soy más viejo y he pasado de hacer salidas de 40 kilómetros a otras más cortas de 10 ó 15. Pero incalculable.

¿Le daría para realizar una vuelta al mundo?

-Je, je. Eso no creo.

Son 40.074 kilómetros recorriendo la línea del ecuador y viendo que hacía salidas de más de 40 kilómetros...

-Ah, pues entonces sí, sí. Seguro. Mira qué curioso. No sabía este dato.

Viendo que se conoce los montes al dedillo, si después de una salida llega tarde, ¿en casa quizá no cuela decir que se ha perdido?

-Je, je. En casa ya están acostumbrados y saben que me pierdo adrede y ya no se preocupan. Y no es que te pierdas. Es que te lías sin querer en busca de algún rincón bonito y por eso te desvías del camino. Además, no les hago esperar. Eso sí, apuro y mucho. Si quedamos a las dos para comer, llego a menos cinco.

Hablando de perderse, ¿qué rincón de Álava recomendaría no perderse por nada del mundo?

-Hay tantos... Tal vez un amanecer en el Gorbea... No sé, mil cosas. Y es que a veces encuentras algo bellísimo por casualidad. El otro día hubo un atardecer en Olarizu precioso. Otro día vas en busca de algo y no lo encuentras porque hay niebla, llueve o lo que sea. El monte cambia muchísimo de un día a otro. Pero bueno, hay sitios como el Valle de Aramaiona con sus prados, todo verde, sus picos y sus caseríos, tan bonito que le llaman la pequeña Suiza que es un sitio que habría que visitar. Pero repito que hay tantos que no diría uno en especial.

¿El monte se disfruta más de paseo o corriendo? Se lo digo por la moda que ha llegado de los ultratrail...

-Yo he sido de los pioneros de las carreras de montaña y en su día me trataban de loco. Para mí, ir a correr al monte era algo normal y lo hacía de forma natural. Ahora bien, hay gente que su mentalidad esta puesta solo en la carrera y no se fija en el paisaje. También hay gente que corre por el monte y que el monte no le gusta. Cada uno con lo suyo. Ahora ya no puedo correr y voy de paseo, pero si no piensas en la carrera y vas corriendo a tu ritmo, sin sufrir, se disfruta muchísimo. De todos modos, creo que de las dos formas se disfruta. Son distintas, pero ambas válidas.

Y Eloy, ¿es de setas en el monte?

-No. A las setas solo les sacó fotografías. No me fío y eso que en la Sociedad Manuel Iradier tenemos grandes expertos, pero no cojo. Comerlas sí, ya que me fío del que me las prepara. Además están muy buenas y me gustan.

Sea para una actividad u otra, lo que parece claro es que al monte hay que tenerle respeto.

-Sí. Hay que ir con precaución, ya que en ocasiones puede ser un medio hostil. En la montaña es más difícil que te puedan asistir y conviene ir en compañía y bien equipado. Saber por dónde se va, con ropa cómoda y especializada porque ves a gente que sube al Gorbea en camiseta y luego arriba te puedes quedar tieso. Habría que llevar agua, comida y tener en cuenta que todas las precauciones son pocas.

Hablando de ropa, ¿cómoda y práctica o elegante? Porque en el monte se ve de todo?

-Ahora tenemos la suerte de que hay una oferta de ropa de montaña inmensa. Es buenísima, cómoda, seca el sudor, abriga y encima vas a la moda aunque, eso sí, te gastas una tela. De todos modos, cada vez hay más pijerío en la montaña. Ya eso de ir con el jersey de lana, ni el pastor.

Y en su caso, ¿es de bota de vino y bocadillo de chorizo o isotónico y barritas energéticas?

-Yo en el caso de la comida voy muy ligero. No llevo bocadillo. Un poco de agua y alguna barrita. Cada uno a su gusto. Conozco gente que si no hace el almuerzo con chorizo, su buena tortilla y el vino no está contenta y otros, en cambio, que con dos barritas y un poco de té con limón les vale.