“afortunadamente, y reitero lo de afortunadamente, el rugby es un deporte que no se juega en todo el mundo”, confiesa Iñaki Laskurain, presidente de la Federación de Euskadi. Confiesa el eibartarra, que fue jugador del Aviron, del Getxo en la época más exitosa del club y, además, seleccionador y director técnico de Euskarians antes de comandar el ente federativo, que “con esto quiero decir que es más fácil que, el que quiera jugar, pueda llegar arriba”. Es una de sus filosofías, con las que su equipo está intentando mover el árbol del deporte para buscar si cae alguna manzana en el campo. Y, después, ver qué pasa. “Estamos hablando de que la actividad mundial se concentra en diez países, que acumulan casi todas las licencias federativas, aunque se juega en 116. Por ejemplo: Sudáfrica, Inglaterra, Francia, Irlanda, Nueva Zelanda, Japón, Italia, Gales, Escocia, Australia...”, concreta. En ese ámbito global, analiza además Laskurain un dato muy importante: que los Mundiales de rugby están en la cumbre de los eventos deportivos con mayor tirón: solamente superados por Juegos Olímpicos y Mundiales de fútbol. “Estos datos se comprueban en visitantes a los eventos y en número de espectadores por televisión de pago”, analiza el presidente de la Federación de Euskadi.

De ahí, surgen varias líneas de actuación, planteadas por ahora desde la Vasca a los clubes y a otros entes como Basque Tour. “Nuestra intención es proyectar el rugby vasco. En líneas generales, te das cuenta de que muchas veces se promueven otras cosas más que la actividad física. Hay que vender lo que nos diferencia del resto. ¿Qué es? Lo analizamos y vimos el potencial que tenemos”, cuenta Laskurain, quien apostilla que “te das cuenta que compartimos territorio administrativo con Iparralde, con nuestra identidad propia, que es una potencia. Tiene 15.000 licencias con una densidad poblacional muy pequeña. Trabajamos en ese sentido”. Pero la cosa no se queda únicamente ahí. El federativo señala hacia más allá del Atlántico: “En la diáspora hay países que juegan: Uruguay, Chile, Argentina, Canadá, Estados Unidos... Y además hay proyectos que trabajan con ello. También hay naciones sin estado pero con presencia en la Federación Mundial, como Gales, Escocia o Irlanda, que aun estando dividida administrativamente tiene selección única. En este contexto y en el nuestro, vemos que el rugby tiene un recorrido aquí con un encaje idéntico”. Asimismo, existe el caso de Munster, que adapta sus giras de verano a territorio estadounidense, donde tuvieron que emigrar millones de irlandeses con las grandes hambrunas. “Va gente multimillonaria a ver los partidos, porque el rugby en su origen, y salvo en escenarios concretos, tiene su base en las clases sociales con un poder adquisitivo alto. Gente con recursos”, argumenta.

Uno de los proyectos es Elgarrekin Euskal Errugbia, encuadrado dentro de la iniciativa Basque Country-Rugby Country, con la unión de la Vasca y el Aviron Bayonnais. “Trabajamos en la creación de monitores, enseñar el rugby en centros escolares, introducir el euskera en las diferentes instituciones, como la página de la Federación Internacional, y ayudamos en el partido del Aviron, porque queremos que se conozca en todo el mundo. El rugby genera gente, afición y recursos”, desvela Laskurain, quien declara que “si hiciéramos una selección de Euskadi, estaría arriba. Las opciones de ser buenos en parámetros de alto rendimiento son más que ilusiones”. En definitiva, “hay que utilizar las mismas herramientas que las grandes naciones del rugby, que las selecciones nacionales generen los recursos, no los clubes”. Asimismo, entre las cuestiones entra la opción de crear país.

Por ejemplo, en el Mundial de Inglaterra de este año los datos manifiestan que viajarán cerca de 200.000 visitantes del hemisferio sur. “Trabajamos con Basque Tour para que se estimule que venga aquí la gente”, sentencia Laskurain.

A CORTO PLAZO Entre las novedades que tiene prevista la Federación Vasca a corto plazo está el proyecto en conjunto con el Aviron. “Estamos informados de primera mano de la nueva propuesta para el rugby profesional y de alto nivel que se está fraguando en Iparralde y del cual Euskadi y Nafarroa somos parte. Asimismo, hemos puesto sobre la mesa qué gran evento rugbístico, a qué costo, con qué impacto y qué posible retorno a corto medio y largo plazo se puede organizar en Bizkaia. Más en concreto en Bilbao: un objetivo estratégico para esta federación”, aclara. “Es un proyecto cultural, deportivo y económico, pero tiene cuatro ejes: identidad, economía, valores sociales y promoción de país. Mediante esas cuatro patas se trata de que le demos un nuevo impulso al rugby”, comenta Laskurain. “Tenemos muy claro, y así lo queremos demostrar, que el rugby es una herramienta óptima y única para unir a los vascos, aunque sea puntualmente, y generar recursos para el país de forma educada y correcta. No tenemos nada que envidiar al Athletic que, por cierto, me recuerda a Munster, que lleva a diez mil personas a cada partido de la Heineken Cup fuera de Irlanda y llenó el Millenium Stadium de Gales en su final de la Copa de Europa contra Biarritz en 2006. Hablamos de lo mismo: arraigo, sentimiento y representación”, remacha.

El impacto del deporte en la población vasca, además, es verdaderamente importante. En este sentido, Catalunya tiene una licencia por cada 1.360 habitantes, Madrid, una por 988; la Comunitat Valenciana, una por cada 1.952; Andalucía, una por cada 3.670, y Euskadi, una por cada 760. “Casi todos los clubes están en el mismo eje, pero tenemos que remar todos en la misma dirección”, concluye el federativo eibartarra.