¿Qué consecuencias tiene para un triatleta poner su cuerpo al límite en la capacidad de recuperación de sus tejidos tras un triatlón como el que este sábado se celebrará en la capital alavesa? 

Para tratar de dar respuesta a cuestiones de esta relevancia científica, el equipo médico y de I+D de la Unidad de Cirugía Artroscópica (UCA) del doctor Mikel Sánchez va a llevar a cabo un estudio que pretende aportar evidencia científica donde ahora, en un mundo como el del deporte profesional donde los intereses deportivos y económicos priman muchas veces por encima de la salud de los propios deportistas, predominan las intuiciones sobre los datos objetivos.

Una necesidad que se hace aún más urgente si se tiene en cuenta que, en los últimos años, el mundo del deporte ha experimentado un extraordinario incremento tanto en la intensidad como en el número de eventos y competiciones deportivas que puede comprometer la salud de los deportistas.

Los intervalos entre una prueba y otra son cada vez más cortos e intensos, los tiempos para el reposo y el descanso se reducen ostensiblemente (a veces menos de tres días) y la aparición de microtraumatismos repetitivos que con el tiempo se convierten en lesiones crónicas, es una tónica habitual. 

El estudio impulsado por la UCA va a analizar el impacto de la fatiga en el deportista, poniendo especial énfasis en las consecuencias derivadas del aumento de la fatiga extrema en la capacidad de recuperación y regeneración del deportista, “lo que podría ayudar a preparadores y médicos deportivos, entre otros agentes, a pautar un tratamiento más óptimo en las lesiones deportivas”, subraya el doctor Diego Delgado, responsable de la Unidad de I+D de la UCA.

Para llevar a cabo este estudio se van a tomar muestras de sangre de 12 triatletas que van a tomar parte en el OTSO vi half Gasteiz. “Se trata de una muestra preliminar que a buen seguro va a reportarnos variabilidad en los resultados, pero seguro también que nos sirve para descubrir pistas con las que seguir investigando”, explica el doctor Delgado. 

Las muestras de sangre se obtendrán en tres fases: en los días previos a la prueba, justo al cruzar la meta y en la semana posterior, entre tres o cuatro días después. Con todas ellas ya en laboratorio, el equipo de investigadores analizará diferentes marcadores plasmáticos relacionados con procesos inflamatorios, destrucción muscular, estrés y otros indicadores clave. 

El objetivo es conocer, entre otras variables, el estado inflamatorio de los triatletas a lo largo del tiempo, así como el impacto de la fatiga extrema en su capacidad regenerativa, y si estos factores podrían estar vinculados con una mayor predisposición a sufrir lesiones. 

De los resultados preliminares, concluyen en la UCA, se podrá determinar con más exactitud si los tiempos de recuperación a los que son sometidos los deportistas tras un ejercicio de fatiga extrema son los adecuados o no desde una base científica.