“De toda la gente que pasaba, la casa de los aitas parecía el centro cívico”
El estar con la maleta siempre a cuestas les hace perderse muchas cosas, algo que reconocen “da pena”, pero asumen que es el peaje que toca pagar por vivir la vida que realmente desean vivir
¿Cómo llevan lo de estar tanto tiempo fuera de casa?
–E.P.: Es duro, porque al final las relaciones con la gente que te quiere, con los aitas, con las chicas, es mucho más complicado porque es verdad que pasamos mucho tiempo fuera.
–I.P.: El otro día hablábamos de esto. Al final cuando estás haciendo cosas muy especiales en la vida, tú quieres estar ahí y quieres seguir estando ahí, pues el precio a pagar es un poco este.
¿Han calculado los días que están al año lejos de Vitoria?
–E.P.: Mucho tiempo. Pues seis, siete meses seguro, e igual más incluso. Da un poquito de pena.
-I.P.: Así es. Y es que pierdes muchas cosas, pero tienes que ser consecuente. Esto es como cuando tienes niños. Eneko y yo no tenemos niños y somos conscientes de que nos perdemos cosas muy bonitas en la vida, pero también podemos seguir abrazando a otras que de otra manera no sería posible.
"En hoteles paramos muy poquito. Siempre tenemos casas de amigos en todos los lados donde quedarnos y al revés también, ya que nuestra casa en Vitoria Gasteiz también acoge a nuestros amigos"
Imagino que con todo lo que viajan, ¿tendrán puntos para volar gratis buena parte del año?
–I.P.: Sí. Tenemos muchos puntos, pero sobre todo tenemos otra cosa que es más importante. Tenemos una, vamos a llamarle cadena, una cadena de amigos por todo el mundo que es espectacular, que siempre nos recibe con los brazos abiertos.
–E.P.: Está mal que lo digamos nosotros, pero a Iker y Eneko se les quiere mucho en un montón de sitios. Es a nivel mundial y eso es porque yo creo que hemos sabido trasladar muy bien los valores que decíamos de montaña, que al final son los valores humanos. Creo que lo hemos hecho bien ahí. Por eso al final se nos recibe con los brazos abiertos en todos lados.
¿Quiere decir que con todo lo que viajan, quizá hoteles pagan pocos ya que con todos los amigos que tienen, cuando van por ahí siempre encuentran acomodo en la casa de alguno de ellos?
–E.P.: J.e je. Sí, sí. En hoteles paramos muy poquito. Siempre tenemos casas de amigos en todos los lados donde quedarnos.
–I.P.: Y al revés también. Nuestra casa en Vitoria Gasteiz también acoge a nuestros amigos. Históricamente la casa de los aitas siempre ha sido un centro cívico, un centro social o algo así vamos. A esa casa ha venido mucha gente de muchos países.
¿En vacaciones escalan o se toman un descanso?
–I.P.: No. Nosotros al final hacemos actividad, la misma actividad todo el año. Una vez es un poco más dura y otra vez es un poco más relajada, pero la misma actividad todo el año.
–E.P.: Hay que pensar que es nuestra pasión. Esto es como los toreros, al final no se cortan la coleta porque es lo que aman. Mira Juanito, a pesar de todos los problemas que ha tenido, como sigue ahí también. O Adolfo Madinabeitia. O los que son un poco mayores que nosotros, como Olazagoitia incluso que te comentaba antes, que sigue saliendo con la bici.
–I.P.: Al final es nuestra pasión, y luego está también ese dicho que dice que coche viejo que se para ya no arranca.
Algo así comentaba Sinfo Lázaro, el eterno montañero alavés que a sus 86 años sale al menos tres veces por semana a hacer alguna ruta ya que considera que el sofá mata. ¿Lo ven asi?
–E.P.: Sí, sí. Lo hemos notado también y si queremos mantenernos, hay que seguir dándolo todo cada día. Es que... ¿cuántas cordadas en montaña ahora mismo a nivel mundial quedan de élite con 51 años y con 48? No se me está ocurriendo ninguna, para que te hagas una idea.
–I.P.: Es muy difícil mantenerse ahí arriba si no le dedicas realmente todo lo que le tienes que dedicar a la edad que tenemos nosotros.