Tierra a la vista en la Strade Bianche
La Strade Bianche aumenta sus tramos de 'sterrato' con Pogacar como máximo favorito para obtener su tercera corona en un clásica en la que estarán Pello Bilbao, Mikel Landa, Ion Izagirre, Alex Aranburu, Jonathan Lastra y Xabier Mikel Azparren
Cantó Bob Dylan aquello de “the answer is blowing in the wind” que la respuesta está soplando en el viento. En Siena, este sábado, el viento estará lleno de polvo en suspensión, polvo del camino, polvo del trabajo, polvo de los sendas de tierra, polvo entre cipreses, polvo de la Toscana, polvo que cubre rostros, polvo que ensucia, polvo que decora bicis, polvo en el palio, polvo en los ojos, polvo que acaricia la Strade Bianche, la clásica de las estradas blancas, de las arterias entre viñedos.
Un terreno especial, distinto, diferente, que exige correr de otra manera, con otra huella, diferente trazada y mayor delicadeza. “Hay que utilizar la técnica que se emplea con una bici de montaña”, define Pello Bilbao, amante de una carrera que le estimula sobremanera.
“Tengo muchas ganas de correr una de mis carreras favoritas de la temporada. Fue un gran descubrimiento hace cuatro años cuando probé Strade por primera vez. Creo que es una especie de clásica que me viene bien. Aunque va a ser casi imposible ganar a Tadej, espero que Matej y yo podamos correr de forma inteligente y estar los dos entre los diez primeros. Si tenemos suerte y las cosas van bien, sería genial subir al podio”, diserta Pello Bilbao.
Pogacar, máximo favorito
El de Gernika fue 10º en 2021, su toma de contacto, 5º en 2022 y 7º en 2023. Se adapta de fábula el vizcaino a las particularidades de la clásica italiana. En Siena todos son conscientes de que Pogacar, que el pasado curso conquistó por segunda vez la gloria tras un ataque desmesurado a falta de 80 kilómetros para alcanzar la Piazza del Campo, es el máximo candidato para la victoria.
Vencedor en 2024 y 2022 tras completar dos exhibiciones descomunales, el campeón del Mundo quiere dejar la estela del arcoíris por la evocadora Toscana, que se convierte en un inquietante escenario, en un caos, cuando los ciclistas se desbocan a imagen y semejanza del Palio de Siena, la carrera a caballo entre los diferentes barrios de la ciudad representados por jinetes desafiantes y audaces.
Pidcock, vencedor en 2023, Kwiatkowski, ganador en 2014 y 2017, Carapaz, Ben Healy, Hirschi, Skujins o Mohoric, compañero de Pello Bilbao, tratarán de retarle. “Strade es una carrera de la que tengo muy buenos recuerdos. Mi historial allí es bastante bueno y espero estar en el centro de la acción de nuevo”, expresa Pogacar.
Estreno de Mikel Landa
El vizcaino desea estar cerca del esloveno volador. Sabe manejarse de maravilla en ese oleaje de tierras blancas y piedrilla que acumula 81 kilómetros de sterrato (más que nunca) en 16 sectores de una carrera que se va hasta los 213 kilómetros.
“Cuando se traza se trata de buscar la zona más limpia, no la más recta o corta, como ocurre cuando se corre sobre asfalto. Hay que ser más sutil a la hora de dar las curvas y de frenar. Tienes que ir más fino porque el margen de error es menor, así que todo hay que hacerlo todo con más delicadeza”, explica Pello Bilbao, que liderará al Bahrain en la cita italiana.
Mikel Landa estrenará la campaña en la Strade a modo de ensayo para el sterrato que espera en el Giro. Será la primera incursión del alavés en las arenas blancas de la Toscana.
“Llego bien, pero la Strade es una prueba dura, muy exigente. Para ser la primera carrera del año no va a ser fácil, pero es una prueba que no he corrido nunca y quiero tener esa toma de contacto. Además, en el Giro también hay sectores de tierra”, expone el de Murgia, cuyo objetivo es el reconocimiento, hacer kilómetros sobre el sterrato y sentirse bien.
En las vías blancas de la Toscana también estarán Ion Izagirre, Alex Aranburu y Jonathan Lastra en el Cofidis, así como Xabier Mikel Azparren, que rodará junto a Pidcock.
“Correr sobre el sterrato no tiene mucho misterio, menos del que se puede ver desde fuera. Las bicis de hoy en días están preparadas para carreras de este tipo. La tendencia de estos años ha sido que el paso de rueda sea cada vez más ancho”, describe el vizcaino. Esa es la base de los neumáticos que se emplean.
“Ahora mismo usamos unos neumáticos tubeless (sin cámara) de 28 milímetros para cualquier carrera sobre asfalto. Para una carrera sobre sterrato basta con los de 30 milímetros o incluso los de 28 milímetros” explica Pello Bilbao.
Menos presión en los neumáticos
Matiza el gernikarra que el mayor cambio corresponde a la presión que soportan los neumáticos para que la bicicleta ruede mejor sobre los caminos. “La bici va muy bien porque el tubeless permite que ruede bien sin demasiada fricción y estar en los baremos correctos de rodadura. El cambio más significativo es la presión que se lleva en en los neumáticos, que es como un 20% menor que el que empleamos para carretera”.
Pello Bilbao, conocedor de la tierra, desgrana cómo es el piso que espera por las veredas de la Toscana y porque no son necesarios grandes ajustes en las monturas.
“Salvo por la presión, en todo lo demás, la bicicleta es exactamente la misma porque en realidad, el sterrato es fino y compacto, no te encuentras con grandes piedras. Es verdad que nosotros para las etapa del Tour con sterrato probamos materiales pero si no me equivoco corrí con ruedas de 28 milímetros. Otros optarán por 30 milímetros, pero con ambas vas bien”, analiza el vizcaino antes de afrontar la Strade Bianche.
En esta edición la clásica italiana se amplía con la incorporación del tramo de Serravalle (de 9,3 km) en el ecuador de la carrera. Los sectores de San Martino in Grania (n.º 8), Santa María (n.º 9) y Colle Pinzuto (nº 11 y 15), además del muro de Santa Caterina que conduce a la meta de la Piazza del Campo en Siena, serán los puntos más propicios para romper la clásica y que arrecie el polvo. En Siena, la respuesta está soplando en el viento. Tierra a la vista.