"Puedo confirmar definitivamente que dejaré el equipo”, dijo Primoz Roglic antes de que comenzara a rodar el Giro dell'Emilia. Era la confirmación de un divorcio anunciado, precipitado por la posible fusión del Jumbo, donde reina Jonas Vingegaard, y el Soudal, el equipo que comanda Remco Evenepoel, una alianza que parece coger cuerpo.

“Roglic siempre estará en mi corazón como nuestro rey. Estamos muy agradecidos a él y siempre lo admiraré a nivel personal. Sin embargo, llega un momento en el que es mejor separarse. Recientemente nos pidió que le permitiéramos transferirlo. Entendimos su petición y nos respetamos demasiado como para interponernos en el camino del otro, así que le dimos luz verde como hicimos con Groenewegen” aseguró Richard Plugge, patrón del Jumbo, tras conocerse la separación de ambos tras ocho campañas en común.

Roglic no pertenecerá a la nueva estructura, si esta fructifica. El esloveno afrontará nuevos retos en el futuro después de conquistar tres Vueltas y un Giro bajo la estructura del Jumbo, formación que ha liderado en las últimas campañas hasta el despegue definitivo de Vingegaard, el dominador del Tour.

Roglic ha decidido finalmente pelear por sus ambiciones en otra formación. El esloveno desea coronarse en el Tour. Aún se desconoce quién se hará con los servicios del esloveno, uno de los mejores ciclistas del pelotón.

No le faltan ofertas a Roglic. El Ineos, el Lidl, el Bora, el Israel y el Movistar quieren a Roglic en sus filas. Se especula que el esloveno, con contrato en vigor hasta 2025, percibirá una ficha de 6 millones de euros anuales en su próximo destino, en el que recalaría tres años.

Confianza quebrada

De alguna manera, la costura que sostenía a Roglic con el Jumbo se fue deshilachando durante la Vuelta. El esloveno quería alcanzar el récord de victorias en la carrera que le ha aliviado y le ha curado las heridas que le provocó el cruel final, apogeo de Tadej Pogacar, en La Planche des Belles Filles, en el Tour de la pandemia. Roglic encontró en la Vuelta la paz. Tres veces campeón, después de tener que abandonar la Grande Boucle víctima de las caídas, agosto servía para el florecimiento del esloveno.

El curso en el que se embarcó en el Giro y alcanzó la gloria en la cronoescalada al Monte Lussari, en la que remontó a Geraint Thomas en una actuación agónica, más si cabe después de que se le saliera la cadena en plena ascensión, Roglic pensaba con la cuarta corona de la Vuelta.

Esa era su idea. Su plan maestro. La clave de bóveda de la campaña después de conquistar Italia. Entonces, Vingegaard, que se entronizó por segundo año consecutivo en los Campos Elíseos de París tras laminar a Pogacar en un duelo estupendo hasta que al joven astro esloveno se lo tragó el Col de la Loze previa tunda en la crono, se alistó a la Vuelta.

Desequilibrio

Ese movimiento alteró el equilibrio interno del Jumbo que quería dominar las tres grandes. La bala de Vingegaard era una amenaza para todos los rivales, pero también convirtió el el Jumbo en un juego de equilibrios internos difíciles de gestionar. La idea de los neerlandeses era desconchar a Evenepoel, campeón de la Vuelta de 2022.

El Jumbo irrumpió en la Vuelta con dos líderes formidables, pero sin una jerarquía nítida. Era el danés el que apoyaba al esloveno o era el esloveno el que cuidaría al danés. Los rectores de la formación neerlandesa aplicaron el principio de la ley de la carretera. La carrera pondría a cada uno en su sitio.

Sucedió que Sepp Kuss, el fiel y excelso gregario de las montañas, el hombre clave en todos los éxitos de Vingegaard y Roglic, se vistió de líder. Lo que era un asunto de dos, se convirtió en multitud. Finalmente, después de varios episodios controvertidos, ataques del danés y del esloveno siendo el norteamericano líder, la paz se impuso.

La jefatura del equipo decidió que después de lo sucedido en el Angliru, Kuss debía reinar. En público, el danés y el esloveno arroparon la decisión o, al menos, la acataron, pero de aquella sucesión de acontecimientos, quedó la sensación de que algo se quebró en la relación de confianza de Roglic con el equipo.

Punto de no retorno

La Vuelta, siempre un acontecimiento feliz salvo por la caída de 2022, se convirtió en un punto de inflexión, quién sabe si de no retorno, para el esloveno. Con contrato en vigor hasta 2025, el nombre de Roglic está adquiriendo cada vez mayor dimensión desde que se diera a conocer la posible fusión entre la estructura del Jumbo y la del Soudal.

Si ambas escuadras encajan, contarían con tres líderes incompatibles (Vingegaard, Roglic y Evenepoel) por el potencial y la ambición de los tres campeones. Mantener esas tres personalidades bajo el mismo equipo es utópico, más propio de un análisis naïf que de la realidad. Vingegaard, campeón del Tour en dos ocasiones, es intocable. La cohabitación no parece que pueda funcionar con tres rutilantes estrellas. Demasiada tensión y fulgor.

Roglic sale de la ecuación

Roglic abandonará el Jumbo para encontrar otro destino donde no se discutiera su estatus. Con el esloveno en el mercado, aunque quien le fiche deberá abonar una penalización para deshacer el contrato con la formación neerlandesa, existe el interés de varios equipos. Roglic podría encajar en varias estructuras que buscan un sólido líder.

En el Ineos, en pleno proceso de transformación, podrían pujar por el esloveno después de haber preguntado por el inaccesible Pogacar y tratar de acercarse a Evenepoel, otro ciclista que podría cambiar de aires si se consuma la unión de belgas y neerlandeses. 

El Ineos dispone del dinero necesario para poder acometer el fichaje de Roglic y desea volver a ganar el Tour, la carrera que dominó. La estructura británica posee a Carlos Rodríguez, a Egan Bernal, aún tratando de recuperar su mejor versión, y a Geraint Thomas, en el ocaso de su carrera.

La figura de Roglic engarzaría sin problemas. Además de los británicos, en la puja podrían entrar el Lidl, con suficiente músculo financiero. El esloveno sería la principal figura a pesar de haber firmado a Tao Geoghegan. El Movistar también le quiere pero su fichaje, desde el punto de vista financiero, parece una empresa complicada de concretar. El Bora y el Israel también han preguntado por él.