Markel Irizar (Oñati, 1980) vivió en 2004 su primera temporada como ciclista profesional, al acceder a la categoría de la mano del Euskaltel-Euskadi. Sin embargo, no disputó el primero de sus seis Tours hasta siete años después, en 2011, ya fuera de la estructura vasca.
La había abandonado en 2010 para fichar por el RadioShack, y con la formación estadounidense pudo iniciar una trayectoria en la ronda gala marcada por la infalibilidad. El corredor guipuzcoano siempre alcanzó los Campos Elíseos cuando tomó la salida.
Lo hizo en aquel 2011 del debut y, tras perderse la edición de 2012, repitió consecutivamente entre 2013 y 2017, trabajando para líderes de distinta naturaleza y con diferentes objetivos como Andy Schleck, Bauke Mollema, Fabian Cancellara o Alberto Contador.
Cambiaron los colores de su maillot y la nomenclatura del equipo norteamericano, pero no lo hicieron ni la escuadra en sí misma ni la costumbre de llegar a París. La capital francesa vio a Irizar culminar Tours desde las siguientes posiciones de la clasificación general: 84º, 103º, 63º, 93º, 120º y 135º.
En la carrera más grande del mundo, el oñatiarra vivió experiencias de todo tipo, residiendo en una escapada de 2016 la que más cerca le situó de llevarse un alegrón.
Aquel año, en la cuarta etapa, Irizar integró una fuga de cuatro ciclistas junto a Alexis Gougeard (Ag2R), Andreas Schillinger (Bora) y Oliver Naesen (IAM).
Era una jornada a priori destinada para los velocistas, pero el mencionado grupo amagó con llegar destacado a la meta y dio un buen susto al pelotón. Markel y sus compañeros fueron cazados a sólo siete kilómetros de la línea en Limoges, donde levantó los brazos el esprinter alemán Marcel Kittel, del equipo Etixx-Quick Step. – M. Rodrigo