El ciclismo, desde sus orígenes, estuvo vinculado a la literatura. El Tour de Francia lo inventó en 1903 un periódico, L’Auto, dirigido por Henri Desgrange, que quería un serial de grandes y penosas gestas para vender más ejemplares. El carácter épico de esos locos aventureros que pedaleaban hacia un destino incierto con la fuerzas que alimentan a los supervivientes, impactó en el imaginario colectivo. Echó raíces. 

Narrar esos viajes al interior de uno mismo, a los abismos del alma, al tuétano de la resistencia, siempre tuvo un componente magnífico para la narración, fuera esta oral o escrita. Con las voces y las letras se empastaron las imágenes hipnóticas, líricas, duras, crueles, gloriosas y cierto punto oníricas. Entre paisajes despiadados, territorios hostiles o vistas magníficas y lisérgicas, el ciclista emergió como el epítome de la superación del ser humano. Los carteles anunciaban aquellas proezas. 

El ciclismo es una representación de la naturaleza humana, de sus proezas y de sus miserias. El arte supo realzar esa belleza del sufrimiento. El cartel que anuncia la Itzulia de la presente edición, diseñado por la artista Maite Mutuberria, conecta con ese universo. Ganadora del Premio Euskadi de Literatura de ilustración de novelas con su obra Irrimola, Mutuberria plasmó esa conexión a través de Sísifo, condenado a arrastrar la misma roca hasta la cumbre de una montaña una y otra vez. Ese fue su castigo.

Reflejo del enorme esfuerzo

En el momento en el que Sísifo iba a posar la pesada carga, la roca caía por la ladera y Sísifo tenía que volver a escalar con la roca a cuestas. Nunca logró que la piedra reposara en la cima. Condenado a la eternidad en ese bucle. Itzulia significa vuelta, giro. Las bicis ruedan en un carrusel sin fin. Siempre es el comienzo. Incluso después de la meta.

“Al primer golpe de vista, el cartel representa las acepciones más evidentes de la palabra itzuli (girar). Al mismo tiempo, he querido reflejar el enorme esfuerzo que hacen los ciclistas en carrera. Como la roca de Sísifo, los ciclistas empujan la bicicleta hacia la cima para descender de nuevo al valle en un giro continuo”, expuso Mutuberria en la presentación del cartel, donde prevalecen el verde, el blanco, el rojo y el amarillo, el color del líder.

Una tradición de comienzos del Siglo XX

El Museo de Bellas Artes de Bilbao acogió su alumbramiento, en el que estuvieron presentes el consejero de Cultura y Política Lingüística y portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, el presidente de OCETA (Organización Ciclista del País Vasco), Julián Eraso, la autora Maite Mutuberria y el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, anfitrión del encuentro.

La autora expuso que bebió de las fuentes de comienzos del pasado Siglo XX, en la época de la creación de la Itzulia para realizar la obra. “He mirado las obras de los pintores vascos de entonces con atención y placer, intentando aprender algo de sus estilizados modos, tonos y formas de representar la tradición”. 

Bingen Zupiria enfatizó la unión entre el arte y la carrera vasca. "Antes de la Guerra Civil, artistas vascos de alto nivel se encargaban de hacer los carteles de la Itzulia y en 2019 decidimos recuperar esta tradición”. Miguel Zugaza, por su parte, concretó que “nos alegramos de servir de marco de presentación del cartel de la Itzulia y, por supuesto, de la incorporación del diseño original a la colección”. La Itzulia o el mito de Sísifo.