En esa enciclopedia de registros, de marcas, de cifras, que es la NBA, donde casi cada noche algún jugador alcanza números desconocidos, Luka Doncic escribió ayer su propia página con una actuación que muchos, ni sus compañeros de ahora ni los de antes, no han podido siquiera calificar con palabras ajustadas a la magnitud de la gesta. “Lo de este tío no es normal”, fue unas de las frases más repetidas.

El jugador esloveno de los Mavericks firmó 60 puntos, 21 rebotes y 10 asistencias en un triunfo agónico ante los New York Knicks en Dallas con un final de esos que también solo pueden ocurrir en la mejor liga del mundo. Los locales perdían por nueve puntos a falta de 35 segundos para el final, pero lograron llevar el partido a la prórroga con una canasta circense de Doncic, un palmeo lejano tras recoger el rebote de un tiro libre fallado a propósito. En 20 años y casi 14.000 partidos, ningún equipo había protagonizado una remontada similar. En los cinco minutos añadidos, los texanos amarraron un triunfo les coloca sextos en la Conferencia Oeste.

Todo lo que sucedió antes fue algo más que una exhibición de la estrella de Liubliana. Antes que él, solo Wilt Chamberlain y Elgin Baylor, dos leyendas de otra época, habían hecho un triple-doble de 50-20-10, la última vez en 1968, pero Doncic elevó la apuesta y completó una marca inalcanzable si no fuera porque en la NBA todo es posible, incluso lo que no lo parece. James Harden también había firmado un triple-doble con 60 puntos hace cinco años, pero con la mitad de rebotes. “Es muy difícil hacer algo no antes visto. Existieron grandísimos jugadores y él estaba en esa clase. Pero se ha separado para formar su propio estatus, su propia clase”, comentó su entrenador Jason Kidd.

Doncic, que dos partidos antes ya había anotado 50 puntos y lleva unos promedios de más de 33 puntos, más de 8 rebotes y más de 8 asistencias que solo ha conseguido Michael Jordan, resumió su partido de forma muy relajada: “Estoy cansado. Solo necesito una cerveza para relajarme y celebrarlo”.

La noche indescriptible del esloveno eclipsó otras grandes actuaciones como los 48 puntos de Joel Embiid, uno de sus rivales por el MVP, que no sirvieron para que los Sixers ganaran; los 77 puntos que lograron juntos Jayson Tatum y Jaylen Brown; o el casi triple-doble de 20-11-9 de Nikola Jokic.