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Cuestión de pelotas

Reencuentros

Iñaki Gárate / Pelotari Grupo Ocio

Reencuentros

Toparme con él resultó una vuelta por el pasado lejanísimo. Porque compartimos escuela, aquellas de agrupación, las viejas de Ribabellosa, las clases de Don Félix de la Cámara Molina, la vara ancha de Don José y su sello de oro –daba con ambos, con placer y mucho gusto, el muy cabrón, nos tenía atemorizados en su hora– la señorita María Paz y Don Efrén, las pruebas orales en corro, adelantando si acertabas y yendo hacia atrás con cada error, los compañeros de clase: Purita, Montejo, Larrauri, Ramiro, los recreos y la visita al comedor donde la madre de Carmelo nos alimentaba tan bien, los zurcidos en el pantalón que, un día sí y otro también, me echaba la madre de Florentino, mi compañero de pupitre y buen amigo; y el viejo frontón descubierto, frente al comedor, que tirarían pronto –“gran error, así bajó luego la pelota en el pueblo, porque había mucha afición”–, fue en el 73, cuando yo ya no estaba.

Me lo recuerda Iñaki Gárate Baroja, un paisano casi, después de una de las sesiones del grupo de pelota de los cursos municipales que imparte mi compañero Mikel Rafael. Tiene 64 años y buen aspecto. “Urbina”, me soltó en la primera cita, cuando me di una vuelta por el frontón número 3 de Mendizorroza para echar un vistazo a la actividad del complejo y nos dimos de bruces, “quizá no te acuerdes, pero coincidimos en la escuela de chavales”. En tres minutos nos pusimos al día y, para que Mikel y sus compañeros pudieran seguir a los suyo, lo dejamos para otra ocasión y con más tiempo. “En el pueblo éramos un grupo de chavales que pasábamos horas en el frontón”, cuenta cuando le inquiero acerca de su afición; los más cercanos, la cuadrilla de clase: Carmelo, Chuchín, Zaldivar.

Aquel pequeño pero coqueto frontón fue “muy importante para nosotros”. Libre y abierto, “tuvo que ver con que Rivabellosa participara en el torneo Interpueblos y que los chavales jugáramos a pelota”. El puche sería uno de los juegos favoritos entre los críos del pueblo, donde cogerían afición y maneras Carmelo, Fernando Cuesta, Ángel Loizaga, Angulo, Pepillo “y yo mismo. Tuvimos buen equipo en el pueblo”. Entre todos nosotros, “destacó Pepillo, incluso por delante de Luis Angulo, que luego fuera profesional de segunda”. Y desliza un par de anécdotas de cuando Pepillo –“muy bueno y un poco chuleta”– le sacaba unas perrillas a Angulo en la cancha; “era costumbre que los pelotaris y el público se jugaran unas pesetas al puche”. Iñaki, a los 14, se vino a Vitoria a estudiar. Terminó la formación profesional y se puso a trabajar “muy pronto”. Siguió jugando a mano, “para matar el gusanillo”, con el amigo Basterra, que se marchó a Méjico y “me dejó un poco solo”.

Con 20 años cambió de modalidad. Cogió la pala y pasó los siguientes años, hasta los 40, dándole a la goma en los frontones de Errekaleor y Nanclares. Le acompañaban Alberto Mújica, Andoni y Argote, la cuadrilla de la paleta. “Aunque me gustaba”, dice, “lo mío era la mano” y, como Basterra había regresado a Vitoria, de cuando en cuando quedaban para pegarle unos toques; “siempre llevábamos unas pelotas en la guantera del coche”. Iban al monte –donde tocara– y al bajar “echábamos un partido mano a mano si encontrábamos una pared”. “Basterra no sabe que estoy en curso de pelota que lleva la Federación”; quizá un día “le pegue un toque y hasta se apunta”. Había pasado un lustro sin jugar, y lo echaba de menos. Se topó con el curso de pelota en la oferta municipal para sus abonados “y me apunté”.

Tiene 64 años y “muchas ganas de aprender”. Dice que, con Mikel –“es muy buen profesor, y tiene mucha paciencia”– está mejorando con la zurda y, en general, “en todo lo concerniente a la técnica del juego: dejadas, las cortadas…”. “Nunca es tarde para aprender”, reconoce, “uno puede ser mayor por fuera, pero no por dentro”. Ha sido, sigue siéndolo, un gran aficionado, habitual espectador en el Ogueta, en el festival de Agurain, en los festivales de verano de Ribabellosa; “de vez en cuando también visito los frontones emblemáticos del entorno”. Le gustaron Retegui, Goñi y Arretxe. Fue un admirador de Olaizola y reconoce que Irujo “era un genio –y tenía mucho, en todos los sentidos– diferente”. De los de ahora, destaca sobre todo a Altuna, pero también a Ezkurdia, casualidad, los dos que se jugaron el título del Cuatro y Medio el pasado domingo, una final, según opinión del profesor Mikel Rafael “a la altura de las más grandes de la historia, una locura de partido”. De los nuestros, “de los más jóvenes domino menos, aunque los veo cada verano en los Fueros”, ensalza al profesor, a Mikel Larrañaga, a Jauregi…

Se aficionó a la pelota con Ogueta, disfrutó mucho viendo jugar a Goñi, “que todavía hoy juega como los ángeles”, se ha hecho fotos junto a muchos de los mejores de la actualidad, Altuna incluido, y guarda como si fuera un tesoro, una pelota del francés Sebastián González “que me tocó en un sorteo por internet hace 12 o 15 años”. En la última etapa, en su reencuentro con “la redondita”, es el alumno de mayor edad que forma parte del grupo de pelota que dos veces por semana instruye en el frontón número 3 del Beti Jai el director técnico de la FAPV Mikel Rafael. Está Álvaro, que no había jugado con anterioridad hasta el año pasado; “es currante, ha mejorado mucho pero tiene que trabajar la izquierda”. Ander es nuevo, “le falta técnica pero tiene una buena percepción del juego”, solo había jugado un poco con los amigos. Guillermo tiene fuerza, es competitivo y “el más avanzado porque jugó bastante de crío”. Gerezti es rápida, muy deportista y “las pelea todas.

Tuvimos que ponerle tacos porque le dolía la mano”. Por fin, nuestro protagonista, Iñaki, según Mikel, es “pelotari con dos buenas manos y juega de manera intuitiva para buscar hacerte daño”. Dice el profesor que “tiene buenas posturas y le gusta ganar”. El grupo vive la pelota en euskera, detalle importante que la Federación trata de impulsar desde que los niños empiezan, desde que los pelotaris pisan el frontón, en cuanto la pelota se pone en movimiento. Klubetan, txapelketan, txikien artean, familiak, entrenamendu-taldeetan, ikusleetan, begiraleetan… denon artean, praktika eta euskara uztartzen saiatzen gara, pilota gure hizkuntzatik bizitzen, txapa airean dagoenean euskara presente egon dadin. Viejo conocidos, pelota e idioma… un triángulo de reencuentros muy especial.