El gasteiztarra continúa dominando la Ehunmilak al haber sumado su sexta victoria en esta pasada edición. Por todo ello se siente feliz y orgulloso por volver a competir después del parón vivido a causa de la pandemia. Ahora quiere seguir disfrutando de este deporte, algo que también espera poder hacer dentro de 30 años.

¿Qué sensación le dejó esta última carrera que ganó?

La sensación que me dejó es muy positiva, porque pensaba que iba a hacerla en 24 horas o más. En términos de eficiencia y rendimiento estuvo muy bien, ya que pude bajar hasta las 23 horas. Además, la posibilidad de retomar las carreras y encima hacerlo de esta forma, es decir, ganando, me dejó muy contento a todos los niveles.

Comienzan a ser las primeras carreras después de la pandemia...

Sí, y la verdad que estoy muy contento. Anteriormente hice la Utmb (Ultra Trail del Mont Blanc), pero tampoco la preparé muy bien y hace un mes, en junio, hice otra, la Travesera de Picos de Europa. Por último, esta ha sido la tercera y la verdad es que estoy muy contento y motivado de cara al futuro.

¿Cómo ha sido el regreso?

Yo soy positivo por naturaleza. Aunque hayamos vivido este parón, también nos ha servido para volver con más ganas que nunca. Para este tipo de carreras es imprescindible, ya que hay que estar muy motivado, tanto para entrenar como para realizar la carrera. Por lo tanto, el regreso sirve para volver a disfrutar con más ganas que nunca de este deporte. Al final, cuando podemos volver a hacer lo que nos gusta, siempre lo retomas con más energía, es como recuperar esa motivación.

¿Cómo se mantiene la motivación con el transcurso de los años?

Una de las cosas que más envidio de la gente joven es que están muy motivados para hacer todo lo que les viene, algo que cuando te vas haciendo más mayor, quizá vas perdiendo. Para este deporte, cualquier argumento para motivarse es muy importante y más si con el paso del tiempo vas perdiendo esa motivación. Esto sucede básicamente porque tu cuerpo se va desgastando y es importante mantener la mente fuerte. Por eso, es importante renovar la motivación y si puedes buscar cualquier argumento, bienvenido sea.

¿Aún queda Javi para rato?

Nunca sabes. Eso es lo que más me gustaría a mí. Lo mismo sufres una lesión y hasta aquí hemos llegado. Por eso mismo, mientras el cuerpo se mantenga sin lesiones y te permita continuar, yo seguiré disfrutando. Eso es lo más importante, practicar este deporte con una sonrisa, algo que a veces cuesta decir. Yo tampoco me quiero poner límites, aunque soy consciente que el rendimiento va bajando y sé que dentro de 10 ó 20 años no voy a ganar una carrera, pero espero poder competir, porque eso significaría que tanto mi cuerpo como mi cabeza todavía aguantan.

Todavía se acordará de sus comienzos, ¿no?

Sí, aún recuerdo que empecé a realizar estas carreras con 30 años, es decir con la crisis de los 30 (risas). Antes estuve haciendo maratones de asfalto y luego, 4 o 5 años después, empecé con las carreras de montaña, pero distancias más cortas de 30 ó 40 kilómetros. La primera ultra la hice más o menos hace 15 años. Todo esto fue progresivo, ya que el cuerpo y la mente me lo iban pidiendo.

¿Cómo son sus entrenamientos?

Cada uno lo lleva como puede o quiere. No hay un entrenamiento específico que sirva para todos, porque al final son carreras muy largas. En mi caso, intento ser constante y salir a correr y una vez por semana hacer esa tirada larga e ir haciendo progresivos. Por ejemplo, una semana empezar con dos horas, la siguiente tres y así vas sucesivamente, hasta llegar a una cantidad decente, como 7 horas. Eso sí, nunca llegas a entrenar 23 horas. De esta manera, tu cuerpo se va habituando a salir al monte muchas horas y acostumbrándose a esa soledad que se pasa, ya que hay que recordar que son muchas horas.

¿Cuáles son los momentos más duros en este tipo de carreras?

Cada carrera es diferente y puedes tener momentos malos en diferentes fases. En general, las carreras son tan largas que es normal vivir un subidón, un bajón, luego otro subidón y así unas cuantas veces. Esos pequeños bajones son los que más se atragantan. Al final, estas carreras son como una montaña rusa e igual que subes mucho, también puedes bajar mucho. Entonces depende de qué carrera hablemos, puede ser a la mitad o a veces si ves que estás “jodido” físicamente hablando, en las últimas horas, cuando ves que ya está todo vendido, que te duele todo, que estás cansado y que tienes que terminar y ves que aún quedan cuatro horas, ese tiempo se te puede hacer eterno.

¿Cómo fortalece el aspecto mental?

Eso es experiencia y conocerte a ti mismo. En mi caso ser consciente de que cuando hay una carrera hay que ser positivo. Alejar la parte negativa todo el rato porque en una carrera de este estilo, es decir, tan larga, es como si tuvieras dos duendecillos, el malo y el bueno. Uno te dice, “que bien que estamos aquí compitiendo” y el malo te dice, “vete, retírate y vete a casa porque estarás muy cómodo en la cama”. Entonces hay que intentar no escuchar al duende malo y siempre recordar las cosas buenas. Además, yo siempre pienso que estoy haciendo lo que a mí más me gusta. En ese sentido, cuando vives estas carreras, al cabo de tres días miras hacia atrás y piensas que esta experiencia es de las mejores que puedes vivir. Por eso digo que siempre hay que vivir y pensar con cosas positivas. Por ejemplo, si vas a pasar por un avituallamiento y sabes que va haber gente ahí que te quiere y te va a ver, vas más motivado. Siempre hay que buscar cosas que te vayan alegrando para ir avanzando.

¿Le resulta difícil combinar sus entrenamientos con su rutina?

Quizá de cara al aspecto físico, ya que hay que entrenar muchas horas, pero hay que hacerlo sin que llegue a ser un estrés. Yo no solo intento disfrutar en las carreras, sino que también lo hago en los entrenamientos. Si hay situaciones, ya sean laborales o familiares que no te permiten entrenar, yo prefiero no hacerlo y fastidiarme un entrenamiento que ir a malas y generar estrés. Al final, yo hago esto porque a mí me gusta. Yo salgo al monte 5 ó 6 horas y lo disfruto. Lógicamente, el día que está lloviendo o hace malo, es un poco faena, pero yo lo veo como que yo practico este deporte, porque lo disfruto y no lo veo como un esfuerzo.

¿Cuáles son sus carreras favoritas?

Cada una tiene algo especial, hay algunas que he ganado que me han parecido bonitas y otras que no he ganado, que incluso me han gustado más. Depende de muchos factores. Quizá mi favorita fue la primera vez que gané una carrera y que además no me lo esperaba. Me refiero a Ehunmilak que conseguí en el año 2011.

¿Cuál es su monte favorito?

El Aratz.

¿Cuántas veces lo ha subido?

Dos o tres veces al mes en los últimos 10 años. Igual podríamos hablar de unas 100 veces. Aun así, no es el monte que más he hecho; el que más he subido es Olarizu porque es el que más cerca me pilla y ahí sí que he perdido la cuenta.

¿Cuáles son sus objetivos de cara al futuro?

A corto plazo voy a hacer una ultra en septiembre en Pirineos en el Valle de Tena. Dentro de 30 años, es decir, en el 2050, espero hacer la Zegama-Aizkgorri y eso querrá decir que aún tengo el cuerpo y la cabeza como para competir y hacer una maratón de montaña. Mi objetivo es seguir disfrutando de esto dentro de 30 años.