El Tour de Francia, el padre, visitó a su hijo, la Itzulia, que es el Tour “en pequeño”, como le gusta decir a Roberto Laiseka, vencedor en la cima de Luz Ardiden en 2001 cuando vestía el naranja del Euskaltel-Euskadi. Christian Prudhomme, director de la carrera francesa, fue testigo de aquel hito, de la apoteosis de un pueblo, del estallido anaranjado del ciclismo vasco. La imagen aún reverbera en su memoria. Prudhomme suele recordar aquella llegada en medio de la marea naranja que inundaron los Pirineos. Esa experiencia le impactó. Por entonces, Prudhomme era periodista de televisión. Años después de aquel fotograma, del recuerdo, el director de la carrera más grande del mundo visitó la Itzulia, un apéndice del Tour, más cuando la Grande Boucle en julio del próximo año.
Prudhomme se presentó en la salida de Gasteiz, que servirá como lanzadera de la segunda jornada del Tour de 2023, que unirá la capital alavesa con Donostia. La tercera etapa del Tour tendrá como punto de ignición Amorebieta y tras perfilarse por la costa se adentrará a Iparralde, probablemente a Baiona. Prudhomme explicó que la visita servirá para disfrutar de la Itzulia, una carrera de “muchísimo prestigio y una gran participación”. De paso, repasará las localizaciones que establecerán la Grand Départ en Bilbao, con esa etapa circular que se asomará a la balconada de Urdaibai y descubrirá Pike Bidea antes del remate en Begoña, cerca de la Basílica.
El patrón de la ronda gala pudo comprobar el empuje de la afición vasca, a la que le entusiasma el ciclismo. Es la voz amiga que anima a todos los dorsales por igual. Prudhomme enfatizó la respuesta de la afición vasca y mencionó a la marea naranja, esa que elevó a Laiseka al cielo de Luz Ardiden, además del nivel del ciclismo vasco. Subrayó Prudhomme el triunfo de Pello Bilbao sobre Alaphilippe en Amurrio. En el Tour de 2023, el que nacerá en Euskadi y partirá desde Bilbao, se espera la marabunta entusiasta de la afición devorando las cunetas para dar calor al Tour. El Euskaltel-Euskadi luchará por el sueño de estar en el Tour, si bien las invitaciones no dependen de que Euskadi acoja la Grand Départ. De momento, el Tour se aposentó en la Itzulia, cuya etapa concluye a un palmo del nido del Euskaltel.