- “Ha sido una buena vivencia medirme con los de arriba. No me arrepiento de haber pasado a profesionales”, recita Ibon Garate (Algorta, 1986). Innpala no renovó el contrato al palista en enero, justificándose en la “edad”, pero Ibon no ha perdido la pasión y se encuentra trabajando con el club Kurene de Sopela, recalificado en aficionados. “Aún me queda bastante pelota en las venas”, desgrana el de Eskuinaldea.

El delantero debutó en la élite del leño el 27 de octubre de 2018. En su primera campaña tuvo que “hacerse a la modalidad”. “En esos momentos, no disfrutas tanto”, explica el vizcaino. Recuerda que “cuando Brefel lo dejó, Innpala me pidió como un favor que jugara de zaguero con Gaubeka. Alcanzamos la final de la Liga Kutxabank en enero de 2020”.

Y llegó la pandemia del covid-19 y el confinamiento. En el regreso, la operadora le volvió a solicitar que jugara atrás. Cumplió hasta Deba. “Dije que no quería jugar de zaguero. Fíjese, el único torneo que hice como delantero llegué a la final, en Armintza”, evoca Garate. Posteriormente, en el Parejas de Mungia de 2020 entró desde la previa y logró estar en la final. “Jugué infiltrado”, recuerda Ibon.

El siguiente paso era la Liga. Al comenzar, se contagió de covid-19. Terminó la cuarentena un viernes e Innpala decidió que jugara “ese mismo domingo sin entrenar”, según declara. El hombro no volvió a ser el mismo. 2021 fue un vía crucis, lesionado. En Hossegor, en septiembre, se hizo una rotura de dos centímetros en el tendón. “Ha sido el peor partido de mi vida”, describe. “En estos años me he gastado una fortuna en fisios”, sostiene Ibon. “De la empresa no me llamaron nunca para ver qué tal estaba”, finaliza Garate.