- Contaba Alexander Kristoff (Intermarché), esprinter rutilante, que nunca se encontró del todo cómodo en el UAE. No se quejaba del trato del equipo ni tampoco de sus compañeros. El noruego puso la lupa sobre la bicicleta que empleaba. Le descolocaba. Le perturbó. Alabó Kristoff el trabajo de Ernesto Colnago, el famoso fabricante de bicicletas, para construir monturas estupendas para los escaladores y los líderes del equipo. Pero Kristoff no se sintió a gusto sobre la bici que empleaba para los asuntos que se resuelven a velocidad de vértigo. El noruego no tenía el feeling suficiente con aquella bici.
“La Colnago era una bici fantástica para escaladores, pero para nosotros, los esprinters, es diferente. Nosotros no teníamos un bici aerodinámica para las carreras llanas, y si no tienes un bici suficientemente rápida, como esprinter tienes un gran problema. La Cube es una bici muy aerodinámica y rápida. No estoy diciendo que la Colnago es una mala bici, pero no es la mejor para los esprinters”, aseguró al comienzo de campaña en el diario Het Nieuwsblad. Sobre su nueva bicicleta, esa que se adapta a él y aumenta su capacidad para el esprint, Kristoff venció la Clásica de Almería. El noruego, encantado con su rutilante bici, se impuso a Nacer Bouhanni (Arkéa) y Giacomo Nizzolo (Israel) en la llegada de Roquetas de Mar.
Xabier Mikel Azparren no tiene queja alguna sobre su bici, una Orbea tuneada que le distingue del resto de compañeros. El donostiarra trató de desbaratar la posibilidad del esprint. No lo logró. El ciclista del Euskaltel-Euskadi, siempre dispuesto a buscarse la vida por la carretera sin esperar a pedir permiso, cabalgó durante la jornada en busca de un imposible junto a Pöstlberger (Bora) y De Wilde (Sport Vlaanderen). El ciclista del Euskaltel-Euskadi y Pöstlberger fueron capturados a medida que la presión de los equipos de los velocistas fruncieron el ceño para asfaltar una llegada masiva. De cualquier forma, Azparren subió al podio para recoger el premio de la montaña. Hoy, probablemente intentará mostrarse sobre el sterrato de la Clásica Jáen Paraíso Interior, que nace en el calendario con el aliciente de los tramos de tierra, que suman 35 kilómetros de los 183 km. del total que componen la prueba.