ntes de empezar el Europeo todos habríamos apostado por una final entre Dinamarca y Francia, pero ahí están los Hispanos, a punto de jugar su cuarta final continental seguida, que es un récord absoluto, y a por su tercer título consecutivo, que igualaría lo que consiguió Suecia de 1998 a 2002.

España no era favorita para llegar tan lejos, pero lo ha logrado manteniendo sus constantes, con la filosofía de juego de Jordi de equipo con bases asentadas que no pierde en ningún momento la compostura. En las semifinales, con 4 goles abajo, parecía que se iba a repetir la historia ante Dinamarca de las derrotas en 2021 en los Mundiales y los Juegos, pero el equipo fue capaz de reconducir el partido y de crearles a ellos las dudas y las impaciencias. Y ahí se les fue el partido.

Ayer pude estar con la selección, porque en el pabellón de Budapest hubo un Media Day de los cuatro equipos que luchan por las medallas, y vi en los Hispanos un ambiente de satisfacción por la victoria ante Dinamarca pero, al mismo tiempo, mucha concentración, mucha seriedad y ninguna confianza ante la final.

Haberle ganado a Suecia en la primera fase no convierte a España en favorita, sino casi al contrario, porque en una gran competición como ésta es muy difícil ganar dos veces al mismo rival.

Está claro que para ganar a Suecia hay que mantener la línea que ha llevado a los Hispanos hasta la final: que aparezcan los porteros, como lo hizo Pérez de Vargas ante Dinamarca, para poder correr al contragolpe. Y, para ayudar a los porteros, lo mejor es que el trabajo en el centro de la defensa de Peciña, Gedeón y Sánchez sea tan bueno como ante los daneses.

Y, en ataque posicional, paciencia. No hay bien que por mal no venga, y haber tenido a Cañellas parado cinco días por culpa de la covid le ha hecho volver fresco y determinante. Basta con ver lo que le ha pasado a Karabatic: a sus 37 años, tuvo que jugar 56 minutos ante Dinamarca y 57 ante Suecia. Estaba hecho unos zorros. Es otra de las cosas buenas de España: puede rotar jugadores sin que baje el nivel.

Que los Hispanos sigan yendo a las finales de los Europeos parece mentira si ves cómo está nuestro balonmano: entre los 19 jugadores de la selección solo juegan en la Liga española cuatro del Barcelona y dos del Granollers.

Cuando los franceses comenzaron a ganar los grandes títulos, casi todos jugaban fuera, pero aprovecharon ese tirón y ahora su Liga es una de las más potentes. Habría que reflexionar en España, y ver si es posible hacer lo mismo, porque nuestra Liga es ahora tan solo la quinta de Europa, lejos de las de Alemania, Francia o Dinamarca.

En todo caso, lo importante ahora es la final de hoy. Una final para disfrutarla y para que los Hispanos intenten poner la guinda al gran Europeo que están haciendo.

El autor es técnico navarro de la Federación Española de Balonmano