- Entre la catarata de datos que el Club Deportivo Fortuna proporciona en vísperas de la Behobia no suele figurar el número de debutantes. Pero haberlos, haylos, y a cientos. He aquí ocho consejos para iniciarse con garantías en la multitudinaria carrera.
La salida por sí sola es un espectáculo. Música de la mano de Joseina Etxeberria y Mikel Apaolaza, pantallas gigantes, miles de personas trotando y bastante público en las aceras componen la estampa. Desde hace años ya no se instalan vallas, por lo que hay libertad de movimientos. Merece mucho la pena ver la salida de los atletas que compiten en silla de ruedas, que siempre salen a los sones de Carros de fuego, de Vangelis.
Es aconsejable, diría que hasta obligatorio, no cambiar de hábitos el día de la carrera. No estrenar ropa ni calzado. Desayunar como otras veces, lo mismo que has desayunado cuando has entrenado un domingo para hacer una tirada larga. Y no probar nada que no hayas probado antes. Unos geles o una barrita energética, por ejemplo, te pueden sentar mal si no los has probado antes.
Seguramente, lo más importante de la Behobia. Economizar las fuerzas. Una salida demasiado rápida te puede dejar fundido en los últimos kilómetros y, al contrario, un inicio controlado te puede permitir dar el máximo en el tramo final. Gaintxurizketa no suele ser mayor problema porque lo afrontas en el kilómetro 6 y aún estás fresco. Lo duro llega en el alto de Miracruz y las largas rectas finales. No lo parece, pero sientes que hasta la avenida de Navarra pica para arriba si llegas al último tramo con las reservas justas.
La Behobia es una carrera para ir mirando a los costados porque están repletos de público. Si entrenas con auriculares, quítatelos. No oirás la lluvia de ánimos y aplausos a cada paso. En contra de lo que pueda parecer, porque somos más de 25.000 participantes, hay sitio suficiente para correr. Las 19 salidas escalonadas permiten que haya espacio sin agobios. Y respeta tu lugar en la salida. De lo contrario, solo logras una descalificación por adelantarte a tu horario.
Hacer la marca que uno se ha propuesto está bien, pero no es lo más importante. Si uno hace un minuto, dos o cinco por encima de lo que se había marcado, pues no pasa nada. Hay cosas más importantes en esta vida que frustrarse porque ibas para 1h33 y has hecho 1h36. En más de una ocasión he hecho la Behobia sin ni siquiera llevar reloj, a golpe de puras sensaciones. La marquitis puede desembocar en una decepción, cuando, como diría el barón, aquí lo importante es participar.
Hay dos formas de completar el recorrido por tramos. Una es ir marcándote objetivos en el propio recorrido. Plantearte pequeños tramos como llegar a Bentas de Irun, Gaintxurizketa, Capuchinos, Pasaia, el restaurante Arzak... Según los vas cumpliendo, te vas viniendo arriba. Otra manera es calcular la distancia que te queda para acabar, comparada con la distancia en la que entrenas habitualmente. Si estás en el kilómetro 18, por ejemplo, sabes que la distancia que hay hasta la meta es la misma que dar cuatro vueltas al anillo verde del miniestadio de Anoeta, donde has entrenado decenas de horas. Así que visualizas cuánto te suele costar dar cuatro vueltas al miniestadio.
Antes, durante y después. Si hace falta parar en un avituallamiento, se para, se bebe y se continúa la marcha. Es aconsejable tomar algo sólido durante la carrera. Fruta, barritas o geles. En mi caso, un gel en el kilómetro 10 y otro en el 15 por si fallan las fuerzas al final.
Acabada la carrera, toca disfrutar del momento. Recoger la medalla, juntarte con los tuyos y si luego se da cuenta de una buena comida con brindis incluido, pues ya perfecto. Al día siguiente, descanso o trote suave, que se dice en el argot. Y a por otro objetivo o simplemente a disfrutar de correr y del deporte.