El Iradier Arena asistió el pasado viernes al último baile de Natxo Mendoza, que tras casi dos décadas en los cuadriláteros disputó con 40 años su último combate como boxeador profesional en una emotiva gala donde estuvo rodeado de los suyos. El vitoriano volará junto a su mujer y sus hijos a Colombia para pasar tres semanas en las playas donde nació el campeón de San Antero y visitar a los ancestros.
Esta última pelea de Natxo Mendoza fue la soñada: en casa, con su familia, compañeros y amigos llenando la grada y sus hermanos acompañándole en el cuadrilátero. Antes del comienzo del programa profesional de la velada, el presentador, Daniel Montero, llamó a Mendoza. Sobre la lona y bajo los focos, Natxo recibió los presentes y el calor de la afición al boxeo gasteiztarra.
Las y los peques del Gasteiz Boxing Club subieron la tarima con el buen rosario de cinturones cosechado por el de San Antero en casi 20 años de carrera entre los pesos superpluma y wélter. Mendoza dio las gracias emocionado. Más tarde, venció su combate a seis asaltos contra Hermin Isava, más preocupado por evitar los intercambios y tratar de no enfadar a un rival por el que mostró admiración. Mendoza controló el enfrentamiento, no sin recibir alguna contra, y disfrutó de cada segundo de su último baile de campana a campana.
Antes, su hermano Fran despachó al húngaro Joszef Ajtai en poco más de un minuto y sumó su duodécima victoria en otros tantos combates, con siete KO. El pequeño de los Mendoza ya está listo para las citas importantes. Por su parte, el estilista Tetef tardó dos asaltos en descifrar los movimientos de un experto y siempre complicado Dionís Martínez. El venezolano ballestea a la perfección, se mueve con facilidad en el cuadrilátero y maneja con soltura las manos rectas y los upper. El joven marroquí residente en Salinas de Añana deshizo el ovillo de su oponente en los dos últimos asaltos mediante combinaciones y pasos laterales y terminó atosigando a un buen Martínez.
La batalla de la noche la ofrecieron el local Flavius Gladiador Chiaburu y Eduard El Gallo Guzmán en K1 profesional. Salieron a no darse tregua y terminaron arrodillados uno frente al otro mostrándose un emotivo respeto mutuo. El primer choque de K1 profesional, el del debut del jarrero Mikel Sánchez, se resolvió mucho antes. El joven de Haro no acusó los nervios y trató de tú a tú al ferrolano Adrián Formoso.