Para que un Ironman como el de Vitoria-Gasteiz salga adelante es fundamental una buena planificación y, además, que el día de la prueba su maquinaria organizativa funcione a la perfección. Sin embargo, pese al enorme esfuerzo que realiza el equipo oficial, no siempre es posible cubrir la inmensa cantidad de tareas a realizar y es ahí cuando entra en juego la labor de los voluntarios que, desinteresadamente, aportan su granito de arena para que todo marche según lo previsto.

En ese sentido, con el propósito de reconocer ese inestimable trabajo que realizan a la sombra, pues el protagonismo, como es lógico, es siempre para los participantes, DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA, medio oficial de esta segunda edición del Ironman gasteiztarra, ha contactado con cuatro asiduos a este tipo de colaboraciones para que compartan su historia y sus experiencias de voluntariado.

El primero de ellos se llama Juanmi Sánchez, tiene 27 años y, pese a que ahora reside en Vitoria, lo cierto es que su origen está bastante más al sur; en Murcia, concretamente. No obstante, que en 2019, año en el que se trasladó desde Madrid para ocupar un puesto como residente de enfermería, fuera un recién llegado a la ciudad no le impidió echar una mano en el triatlón de ese mismo verano. "He de confesar que mi primera impresión al venir aquí fue muy buena. Me encontré un anillo verde y una cultura deportiva que me animaron a volver a entrenar.

A raíz de eso, varios compañeros del trabajo me ofrecieron ser voluntario del Ironman y no lo dudé, lo que, sin duda, fue una gran decisión, pues me ayudó a conocer gente e integrarme", recuerda.

En aquella ocasión, Juanmi se ocupó del reparto de acreditaciones y, además de otras tareas, fue uno de los encargados de esperar en la línea de meta a los triatletas. "Lo disfruté mucho y me gustó sobre todo la llegada; poder hablar con los competidores, preguntarles cómo se sentían, ver de cerca esa mezcla de alegría y cansancio... Recuerdo muchos momentos de ese día", explica. Asimismo, este murciano reconoce que una imagen que no olvidará es la de Eneko Llanos finalizando la carrera, no por el ilustre deportista vitoriano -que también-, sino porque apareció por casualidad en la foto que fue portada de varios medios locales. "La tengo guardada, claro. Me di cuenta al día siguiente y me pareció muy curiosa", admite.

En cuanto a si toda esa experiencia le animó a dar el salto y pedir un dorsal, Juanmi prefiere no descartarlo: "Retomé el triatlón al día siguiente del voluntariado y me puse muy en forma, pero sé que ahora mismo mis obligaciones no me permiten preparar un Ironman. Eso sí, me gustaría intentarlo en el futuro". A quien, al igual que a Juanmi, el voluntariado le dio un impulso de motivación, aunque este con un resultado muy distinto, fue a Josu Mirena, un profesor gasteiztarra de 46 años que estará este domingo en la salida de Ulibarri Gamboa con los otros 999 participantes. "Mi primer evento como voluntario fue en 2012, en el Campeonato del Mundo de Larga Distancia. Ahí conocí el triatlón, antes sí que había practicado algo de atletismo, y me picó el gusanillo, por lo que empecé a prepararme para lo que hoy serían los medios Ironman. En 2019, con la entrada de la marca, decidí no participar, porque no me veía preparado, y ser de nuevo parte de la organización, pero este año, tras cancelarse en 2020, me he vuelto a animar como competidor", apunta.

En su voluntariado en la anterior edición del Ironman Vitoria-Gasteiz, Josu primero ayudó en el puesto de inscripciones y, posteriormente, se sumó a los avituallamientos. "Aunque esta vez no vaya a estar en esas labores, es una experiencia que se la recomiendo a cualquiera. Ayudas, en la medida de lo posible, a los competidores a conseguir sus logros, te sientes parte del evento y, además, lo disfrutas de una manera muy especial. Al contarles esto, varios alumnos míos se han apuntado y estoy seguro de que van a disfrutar", comenta.

La tercera persona con la que se ha contactado es Mikel Galdos, el más joven, con 22 años, de los cuatro. En su caso, el voluntariado es un tema familiar propulsado por sus tíos, que llevan varios años formando parte de la organización. "Siempre que hemos podido nos hemos animado, tanto mis tres primos como mis aitas y yo. Empecé desde muy pequeño en avituallamientos, animando y repartiendo botellines, luego estuve cuatro años repartiendo las bicis y, desde 2019, estoy trabajando en la tienda de merchandising".

Para Mikel, otro aspecto bonito del voluntariado, además de lo mencionado por los dos protagonistas anteriores, es la posibilidad de percibir Vitoria-Gasteiz y sus alrededores de una forma diferente. "Es complicado no disfrutar siendo parte del Ironman y más en nuestra ciudad, que cuenta con unos espacios naturales idóneos y una afición muy volcada con el triatlón que te motiva no solo a seguir colaborando, sino incluso a querer apuntarse a la siguiente edición", destaca.

Finalmente, el turno es para José Antonio Cristóbal García, un Celedón de Oro, también presidente del Teléfono de la Esperanza de Álava, que ha dedicado gran parte de su vida -tiene 84 años- a los demás y que, al igual que en 2019, también estará este fin de semana echando una mano como voluntario en el Ironman Vitoria-Gasteiz. "Yo empecé en esto del voluntariado desde muy niño. Lo primero que hice fue vender boletos para las fiestas de la calle San Antonio y, a partir de ahí, me sumé a todo tipo de iniciativas tanto aquí como en otros países", relata. Al saber hablar alemán, José Antonio Cristóbal cumple una labor muy específica en el triatlón, que no es otra que relacionarse con los muchos teutones que se acercan a competir a la capital alavesa y que, al estar lejos de su casa y someterse a una prueba tan exigente, agradecen sobremanera poder relacionarse.

"Estar en la línea de meta es súper bonito. Hablas con los corredores y estos, cuando escuchan su idioma, directamente te abrazan y te cuentan lo difícil que ha sido todo. Pasa lo mismo durante la carrera, que también se paran súper agradecidos cuando escuchan nuestros ánimos", explica. Sin embargo, este veterano se niega a limitar su ayuda a esa labor y no duda en sumarse también a los avituallamientos. "Al verme en 2019 recoger botellas, Martín Fiz me dijo que se las dejará a los más jóvenes, pero me encanta ser parte de esto y, siempre que la salud me lo permita, voy a seguir aportando mi granito de arena. Sinceramente, recomiendo a todo el mundo que se anime a colaborar porque uno recibe el triple de lo que da y vive experiencias inolvidables", concluye.

"Tomé una gran decisión al presentenarme como voluntario en 2019; me ayudó a integrarme"

Voluntario

"Disfrutas del Ironman de una manera muy especial; es una experiencia que se la recomiendo a cualquiera"

Voluntario y competidor

"Es casi una costumbre familiar; siempre que hemos podido, nos hemos animado"

Voluntario