- Una vida entera desarrollada en la piscina y compaginada con una discapacidad visual que no frenó a Iván Salguero, de 23 años y zizuztarra, a luchar por sus sueños como cualquier otra persona.
Por el camino, un innegable palmarés de éxitos cosechados desde una temprana edad. Tan solo con 18 años consiguió clasificarse para los Juegos de Río de Janeiro 2016, en los que consiguió, ni más ni menos, que un diploma olímpico en los 100 metros braza. Progresivamente fue agrandando su figura, consiguiendo en el Mundial de México tres platas y dos bronces, y en el Europeo en Dublín un bronce y tres cuartos puestos.
Ahora, Iván Salguero vuelve a enfrentarse cara a cara con el mayor reto para un deportista de élite. Unos Juegos de Tokio a los que no pudo clasificarse consiguiendo la marca mínima individual, aunque la oportunidad por parte del WPC de aumentar el cupo de plazas para deportistas le dio al de Zizur la oportunidad de participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
¿Cómo consiguió la plaza para los Juegos?
-En un principio, las plazas estaban muy limitadas y no pude conseguir la mínima. Me dijeron que tuviera paciencia porque existía la posibilidad de que me dieran la plaza por mis buenos resultados y posicionamiento en la clasificación general. Había opciones y solo quedaba esperar. Sin embargo, al ver que ya estábamos en julio y no me decían nada, ya daba la plaza por perdida. Finalmente, el 2 de agosto me comunicaron que estaré en Tokio para disputar los Juegos.
¿Cuando viaja a Tokio?
-Hoy mismo (por ayer) viajo y mañana (por hoy) ya estaremos en la concentración.
¿Cómo afronta los Juegos?
-Los afronto como una oportunidad que me ha llovido del cielo. Al ser una llamada de última hora, ya que en un principio yo ya estaba mentalizado de que no iba a asistir, siento que no tengo nada que perder. Lo que pretendo es hacerlo lo mejor posible, beneficiándome de la poca presión que tendré, gracias en parte a esto último que he comentado, y a que ya soy un nadador experimentado. Por otro lado, ya asistí en su día a los Juegos de Río de Janeiro 2016 siendo aún muy joven. Esto hará que me sienta más liberado si cabe, pues ya tengo cierta experiencia en una competición así.
¿Qué tal está física y mentalmente?
-Pues la verdad es que me encuentro bastante bien. Hemos estado dos semanas en Barcelona concentrados y los entrenamientos han ido genial. Mentalmente estoy fuerte. He tenido la suerte de que en el grupo de entrenamientos seamos los tres nadadores conocidos, lo que hace que me encuentre cómodo en la piscina. En ese sentido estoy contento con la preparación y con la oportunidad que tengo por delante.
¿Algún objetivo marcado?
-El objetivo no es otro que el de dar todo lo que tengo de mí en cada prueba. Además, me gustaría bajar mi marca personal y ese es el objetivo que tengo en mente.
¿Existe la posibilidad de pelear por la medalla?
-En relevos estamos cuartos, por lo que se podrá pelear. Es obvio que será muy difícil y habrá que luchar hasta el final, pero si trabajamos y tenemos algo de suerte estoy seguro de que se podrá conseguir.
Segunda experiencia olímpica. ¿Le da esto un punto más de confianza para realizar un buen papel?
-En Río de Janeiro era un crío de 18 años que afrontaba cada prueba con demasiados nervios. Es normal, pero ahora ya tengo 23 y he ganado más experiencia. Espero aprovecharme de esto para liberarme de la presión y sacar el máximo partido a mi rendimiento. Estoy creciendo como nadador día a día y me encuentro con muchísima confianza.
¿Qué supone representar al deporte paralímpico español?
-Es un orgullo enorme poder hacerlo. Siempre que tengo una concentración de estas características voy encantado. Tengo la oportunidad de representar a España entera y de que me vea toda mi familia y amigos. Ellos están muy orgullosos de mí.
¿Qué discapacidad tiene?
-Tengo una discapacidad visual. No soy ciego del todo, pero tengo la visibilidad reducida al 10%.
¿Le supone alguna dificultad dentro del agua?
-Dentro del agua no me supone demasiada dificultad. De todos los deportistas paralímpicos, yo me encuentro en una posición privilegiada. Sí que es verdad que en las llegadas y volteos me supone una técnica distinta que tuve que afrontar en su día. Cuando eres pequeño y estás aprendiendo a nadar, no te fijas demasiado en la técnica. Es muy difícil, además, que un profesor de natación pueda enseñar a nadar correctamente a un chico con discapacidad dentro de un grupo de 10 personas. En su día, en esta misma situación, el profesor nos explicaba la técnica con gestos que yo ni siquiera veía. Sin embargo, dentro del agua está claro que una persona que nace sin piernas o sin brazos tendrá mayores dificultades.
¿Puede un deportista paralímpico vivir únicamente del deporte?
-Sí, pero tienes que ser el mejor. Como mínimo tienes que ser de ese grupo de deportistas que gana medallas. Con los años, los deportistas con dificultados ganamos algo más de dinero, pero aún es muy difícil vivir de esto.
¿Cómo compagina los entrenamientos con su vida cotidiana?
-Es muy difícil. Soy estudiante y compaginar mi jornada con un deporte que requiere tanto compromiso como es la natación. Es una tarea complicada. Entreno bastantes horas y hay competiciones y concentraciones. En ciertas ocasiones, me han coincidido concentraciones de tres semanas con momentos importantes de mi vida como pueden ser los exámenes. En estas situaciones te organizas como puedes, pero sí que se pueden compaginar las dos cosas.
¿Dónde entrena y con qué frecuencia?
-Entreno en una residencia de deportistas de alto rendimiento en Madrid. Las prácticas son de lunes a sábado, de tal forma que los lunes, miércoles y viernes tengo doble sesión matutina y por la tarde, y los martes, jueves y sábados solo entreno por la mañana.
Nombre y edad. Iván Salguero Oteiza 23 años, (04/01/1998).
Estudios. Se graduó de la ESO y Bachiller en el IES Ortega y Gasset de Madrid. Tras no poder compaginar alguna carrera que comenzó con los entrenamientos, este año comenzará a estudiar un grado superior de deporte.
Logros deportivos. Diploma olímpico en Río 2016. Tres platas y dos bronces en el Mundial en 2018 y un bronce en el Europeo de 2019.
"El objetivo no es otro que el de dar todo lo que tengo dentro en cada prueba e intentar bajar mi marca"
"En Río 2016 era un crío de 18 años que se ponía demasiado nervioso. Ahora tengo 23 y he ganado experiencia"