a sentencia de prisión me abrió los ojos”. La confesión corresponde al defensa escocés Declan Gallagher (Rutherglen, Escocia, 13-II-1991), quien luce presencia en la Eurocopa después de dejar atrás un amargo pasado marcado por lo acontecido en la noche del 21 de abril de 2013 en el Hotel Parkvillen de su natal Blantyre. Fue entonces cuando la vida del actual futbolista del Motherwell, club del que se desligará dentro de nueve días para recalar en el Aberdeen, dio un soberano vuelco como consecuencia de un altercado que el ahora central internacional por su país protagonizó junto a su amigo Anthony Murray. Ambos perpetraron un brutal ataque a un hombre, de nombre Steven Findlay y que se encontraba celebrando el aniversario de bodas de la hermana de su mujer, utilizando bates de béisbol y causando graves lesiones a la víctima, cuya vida llegó incluso a correr peligro según la descripción de los hechos realizada por el alguacil Douglas Brown.

A pesar de que Liam O’Donnell, agente de Gallagher, salió en defensa de su representado apelando a las “excelentes referencias” existentes hasta entonces sobre el jugador y catalogando el incidente como “aislado”, Gallagher fue condenado a tres años de cárcel por un jurado en 2015. El defensor, que militaba en esa etapa en el Livingston, consiguió poner en pausa el castigo un mes después al apelar la sentencia, pero regresó a prisión en febrero de 2016 después de que fracasara su intento de anular la condena. Pasó once meses en la cárcel hasta recuperar la libertad en enero de 2017, fecha en la que, entonces sí, hizo borrón y cuenta nueva con la determinación de no repetir jamás un acto de tamaña gravedad.

“Mi hija tenía solo seis meses y lo que ocurrió me hizo querer mucho más no solo para mí, sino también para mi familia por todo el dolor que tuvieron que pasar en aquel momento”, reconoció recientemente el propio Gallagher a BBC Scotland, donde incidió en que “fue un periodo oscuro en mi vida y no es una circunstancia en la que quiera volver a verme involucrado, pero me abrió los ojos a muchas cosas y me mostró dónde quería estar en mi vida”. “Me ayudó a reconstruir mi confianza después de conocer un mundo en el que nunca esperé estar para luego volver a jugar al fútbol”, reflexionó asimismo el central escocés, quien agradecerá de por vida al Livingston que le diera una segunda oportunidad contratando de nuevo sus servicios un día después de salir de prisión.

Arrancó entonces una nueva etapa vital para Gallagher, quien fue progresando en los terrenos de juego hasta comprometerse en 2019 con el Motherwell de la máxima categoría escocesa, club en el que se convirtió en capitán para abrirse camino hacia una Eurocopa en la que, todavía sin minutos en las piernas, aspira a debutar después de sumar hasta la fecha ocho partidos como internacional absoluto con Escocia.

Destaca por encima del resto el choque que disputó en noviembre de 2020 en Serbia, selección a la que el combinado escocés logró doblegar a domicilio en la tanda de penaltis para sellar así su pase a la Eurocopa por primera vez en veintitrés años. En el once inicial del seleccionador Steve Clark figuró un revitalizado Gallagher, quien mandó un aviso antes del inicio de un torneo en el que Escocia busca hoy los octavos de final ante Croacia: “Estamos aquí para pasar a la historia”.

Gallagher fue condenado en 2015 por el altercado protagonizado dos años antes durante un aniversario de bodas en un hotel