s difícil trazar un perfil tan llano como el de Rávena a Verona. Las únicas subidas eran los puentes y los pasos a nivel. Esa era toda la dificultad. No existían factores que pudieran acelerar la carrera o meter ese punto de tensión. Hemos rodado por carreteras anchas, prácticamente siempre en la misma dirección y apenas ha habido viento. El poco que se ha notado, en la parte final, soplaba de forma favorable. Era un día claro de volata, con una fuga pequeña, de tres ciclistas, muy fácil de controlar. Se daban todos los elementos para que fuera una etapa tranquila. Solo ha habido algo de estrés en los últimos 10 kilómetros. Algunos rodadores fuertes han intentado sorprender a falta de 50 kilómetros para meta. Simplemente han creado algo de nerviosismo.

No se han despegado apenas del pelotón. Después ha vuelto la calma y se ha rodado muy cómodo. En el esprint, Affini ha intentado sorprender. Creo que ha entrado fuerte y se ha visto en esa posición y no ha parado. Casi logra vencer gracias a su potencia. Apenas había lanzadores y Affini tuvo su oportunidad. Al final, Nizzolo que ha estado muy listo, ha podido contactar con Affini para poder lanzar su esprint. Por fin ha ganado una etapa en una gran vuelta. Nosotros hemos salvado el día y tenemos la vista puesta en las jornadas que vienen, en las que habrá mucha dureza y se debe añadir el factor de la meteorología. El lunes superaremos los 2.000 metros de altitud. De momento espera el Zoncolan, un final mortal y decisivo.