El gasteiztarra Borja Arnedillo, medallista de bronce en enero con la selección española en el Mundial de balonmano que tuvo lugar en Egipto, compartió el pasado sábado su experiencia como analista de vídeo del combinado nacional con los jóvenes balonmanistas del colegio Corazonistas, en el que él se inició en el deporte. “Diego Martínez de Antoñana, que fue mi entrenador de pequeño, me propuso organizar alguna actividad con los chavales hace un par de meses y me encantó la idea. Siempre es un placer regresar a Coras”, explica Arnedillo.
El gasteiztarra pasó toda la mañana en el polideportivo de la escuela realizando distintos ejercicios, enseñando algunos de los vídeos que preparó durante el Mundial en Egipto, respondiendo a cualquier duda, contando anécdotas y sorteando alguna prenda de la selección española. Según explica, lo disfrutó tanto como los estudiantes. “La idea era jugar y pasárselo bien, y creo que lo hemos conseguido. Al principio estaba algo nervioso, no suelo estar con tantos niños, pero el resto de monitores me ha ayudado mucho”, relata.
Lógicamente, sus enseñanzas no fueron de la misma complejidad que los análisis que prepara para la selección: “Con los infantiles sí que profundizamos un poco más. Uno de mis objetivos era enseñarles que, por muy mal que vayan las cosas, nunca hay que bajar la cabeza y hay que mantenerse positivos”. Para ello, les mostró un vídeo del Mundial, con la intención de que vieran cómo los jugadores estaban hundidos tras caer por la mínima contra Dinamarca en semifinales y supieron reponerse y conseguir el bronce contra Francia en el tercer y cuarto puesto.HISTORIAS DESDE EGIPTO Sin embargo, el mayor atractivo para los jóvenes fue la medalla de bronce conseguida por Arnedillo en Egipto el pasado mes de enero. “Imagino que en el colegio me han dado mucha bola, porque estaban todos a la expectativa. Yo a su edad apenas conocía a unos pocos jugadores”, admite. Los alumnos pudieron fotografiarse con el bronce y escucharon con atención las curiosas anécdotas que les contó el alavés.
Eso sí, ninguna de ellas versó sobre las pirámides. “No pudimos hacer nada de turismo. Desde que llegamos tuvimos que trabajar muy duro para analizar a los rivales y preparar los vídeos, fueron unas jornadas muy intensas”, recuerda. Por si fuera poco exigente el trabajo de desgranar todas las fortalezas y debilidades de las selecciones contra las que España se podía cruzar, las tecnologías no facilitaron su labor. “El internet del hotel iba muy lento y los vídeos que nos enviaban desde España tardaban mucho en llegar”, lamenta.
Aunque el equipo no logró alcanzar la ansiada final, Arnedillo se queda con su capacidad de reacción y fortaleza mental: “Contra Dinamarca nos pasó todo lo malo que podía pasar. Fue una sucesión de errores no habituales y mala suerte y, a pesar de ello, tuvimos la bola para conseguirlo. Fue un golpe durísimo, pero el equipo se levantó y logró el bronce para al menos regresar con buena cara”. Arnedillo, desde luego, disfrutó muchísimo la experiencia y sueña con poder viajar también a Tokyo en los Juegos Olímpicos. “No depende de mí, pero me encantaría estar allí. Creo que el estar presente en el lugar te hace estar mucho más concentrado que cuando se trabaja desde casa”, argumenta. En cualquier caso, el Mundial de Egipto es una experiencia que nunca olvidará.
“Quería transmitirles que, por muy mal que vayan las cosas, nunca hay que bajar la cabeza”
“Fueron unas jornadas muy intensas en Egipto, no hubo tiempo para poder ver las pirámides”
Analista de la selección de balonmano